Clase 12 – 11 de septiembre de 2024
Reseña por Victoria Martin
En esta oportunidad, Christian Martín trabaja el capítulo VI (El Amo Castrado) y propone retomar algunas cuestiones señaladas el encuentro anterior, para poner de relieve en esta oportunidad la cuestión del S1 en el discurso del Amo. La pregunta que guía el comienzo del recorrido “¿Qué se quiere decir con el S1 en este discurso?”
Se señala que en el retorno a Freud, Lacan hace una reformulación del Complejo de Edipo y la cuestión del padre, dándole un marco de estructura a la teoría con el matema de la Metáfora Paterna. Sin embargo, a la altura del Seminario 17, despega aún más el lugar del padre de la operación de la castración, para ligarla al significante amo (S1).
Para introducir el tema, Lacan parte del debate que existía entre el discurso freudiano y el de los psicoanalistas de la época, sobre la identificación primaria como materna o paterna. Y para despejar esta discordancia de discursos retorna a la experiencia analítica.
Christian hace hincapié en la forma en la que Lacan señala el esfuerzo del analista como una colaboración, un esfuerzo reconstructivo que para extraer -bajo la forma de un pensamiento imputado- lo que ha vivido efectivamente el paciente. Esta colaboración es la interpretación, y es posible aportarla por el hecho de que el sujeto, en su configuración, es objetivable: la falla en la cadena significante, en el S1 con el S2, que llamamos sujeto.
Un sujeto aparece cuando quien habla se encuentra con un significante (S1) que lo divide. A partir de la división subjetiva, se invita a una articulación de la cadena significante a modo de pensamiento, es decir la cadena inconsciente. Se apunta a aquellos significantes que tienen un peso -plomada de goce-a fin de enlazarlo a otros significantes como un saber medio de goce. Aquí advierte que no hay que confundir el saber medio de goce, propio del esclavo, y el plus de goce.
A continuación toma la pregunta de ¿Por qué dice Lacan que el discurso del amo es el discurso del inconsciente? Se señala que no podemos operar si no suponemos un significante amo. Si se entiende que el lapsus representa al sujeto, con la invitación a asociar se abrirá la problemática del goce, es decir, se invita a desplegar el enlace con esos otros significantes encadenados.
En este momento, se subraya la distancia de la primera teoría de la castración paterna. Todo lo que Freud quiso destacar con el Nombre del Padre era el S1 en este lugar del significante amo, que induce y determina la castración. Stella aporta que este cambio tiene efectos en la dirección de la cura, en tanto va más allá de la diferencia diagnóstica que supone la presencia o ausencia del significante del Nombre del Padre, y se dirige a orientarse por el goce presente. Ejemplifica con “rat” en el caso del Hombre de las Ratas, donde Lacan hace una relectura del mismo orientado por el peso de este significante.
A diferencia del nombre del padre, el S1 puede ser un significante cualquiera de la cadena, mientras funcione como elemento identificatorio. Cambia de este modo la identificación, ya no al padre o la madre.
Por último, el recorte del capítulo se desplaza hacia la pregunta del discurso analítico, de “para qué sirve esta forma de saber que rechaza y excluye la dinámica de la verdad”. Lacan se da dos aproximaciones: por un lado para reprimir lo que habita en el saber mítico y por el otro, para encontrar las ruinas de dicho saber. Christian comenta como ejemplo la experiencia de Lacan en Alto Togo, en la que la colonización francesa habría introducido un inconsciente; los habitantes conocían las costumbres de su pueblo y su infancia, pero era vivida retroactivamente a partir de categorías edípicas, que no eran propias, sino del colonizador. La etnografía recoge el saber respecto del mito, pero forcluye la relación del saber y la verdad. Existe una diferencia entre la categoría de conocimiento, como aquel producido por la ciencia (etnografía), de un saber medio de goce.
En esta línea, Verónica trae una referencia de Marie-Hélène Brousse, “El exilio de la lengua”, donde se plantea cierta pérdida para todos respecto de la verdad del goce. Así, el psicoanálisis apunta a un saber mítico, pero que sólo puede ser conocido a partir de las ruinas. Finalmente, Christian señala parte del capítulo referente a la formalización de la histeria en torno a los 4 lugares del discurso, que quedará como pendiente para próximos encuentros.