Seminario del Campo Freudiano - Sección La Plata de la EOL

Reseña del Seminario de Lectura de Jacques Lacan- El reverso del psicoanálisis- Clase 14- 2024

Clase 14 – 9 de octubre de 2024

Por Anabela Bracco

En esta ocasión contamos con la contribución de Eduardo Suarez*, quien nos brinda algunas claves de lectura de las clases 10 y 11 del seminario. Señala la posición declarada de Lacan analista hacia el discurso universitario y su extensión a nivel social, sus desvíos, forzamientos y su enseñanza misma.

Sobre la clase 10, a la que ubica como prólogo, refiere que esa “Conversación en los escalones del Panteón”, es una conversación cara a cara con los estudiantes en la que Lacan menciona como un error la crítica que se le hace sobre el descuido del afecto y da su teoría del afecto categórico. Mencionando El Seminario 10, ubica cómo Lacan arma una teoría de los afectos y cómo estos se entraman en su relación con las palabras. Nos recuerda que la angustia es testimonio de lo que en la estructura escapa a lo simbólico y a lo imaginario, es decir el objeto a -heterogéneo al ste-, un producto, causa de deseo: un objeto que causa un movimiento.

Un punto central es que el Discurso Analítico es lo que lo lleva a Lacan a decir que hay un único afecto por excelencia para el psicoanálisis -la angustia- y que todos los demás son transformaciones de ella. Sitúa la angustia como un producto del apresamiento del ser que habla en un discurso, como un efecto del lenguaje, algo propio de la palabra y el discurso que lo determina primero como objeto. Así plantea el problema del ser, no racional, sino como parásito del lenguaje, desecho. En la medida que en la angustia no se sabe quiénes somos, ya que no podemos representarnos, los discursos constituyen respuestas, invenciones a la angustia. Señalando la homofonía en francés entre m’être y maître (amo y ser o soy), ubica que el Discurso del Amo es una solución específica a la angustia por la vía de buscar algún ser.

Otro punto importante es la molestia y la resistencia de Lacan a ser ubicado en la Historia del pensamiento y de las ideas filosóficas; de hecho, comienza esta clase con el problema del pensamiento. Eduardo señala que para Lacan el pensamiento es casi un afecto, no una categoría racional vinculada a las ideas. Ubica allí la relación inseparable entre el pensamiento y el cuerpo. Refiere que, para Lacan, la Historia del pensamiento es una historia breve, en tanto éste puede ser definido como el efecto de la palabra sobre el cuerpo.

Menciona tres estadios de trasmutaciones del discurso:

  • el 1° lo detecta en la Biblia -en el libro Oseas-: se trata de un amo que empieza a prohibir, a decir NO y que arma y determina un modo de vida que condena a los otros modos de vida.
  • el 2° es la exacción del saber por la Filosofía: se trata del periodo donde se crean las Universidades, donde la Iglesia y la Universidad son una sola cosa y detentan un poder descomunal comparado con el poder auxiliar que tenían en la Edad Media.
  • Por último, es el saber el que manda. Estadio que desarrollará luego en la clase 11. Se trata del saber en la universidad, un saber hecho para el amo, que cada vez aparece menos escondido tras el saber, directamente gobernando. Sitúa el modo en que el discurso universitario se constituye por una expoliación, una exacción del saber: todo el saber hacer del esclavo le es sacado y trasladado al lugar de mando. Se trata de un saber adulterado: del saber hacer a la episteme, a la constitución de un saber sistematizado que circula y se transmite en los manuales. Lacan advierte que de este discurso no se puede esperar revolución alguna, porque es un discurso que se basa en el saber del Otro.

Eduardo sitúa tres menciones importantes a Descartes. La primera es que la duda cartesiana opera sobre ese saber adulterado, constituido en las universidades y que circula en manuales. Señala una crítica a la etnografía como disciplina universitaria, ya que los métodos etnográficos no enseñan nada respecto al saber de la relación sexual, un saber distinto al surgimiento del amo. A partir de la identificación, en tanto el hombre se constituye identificado al ste amo, nos introduce en la distinción de dos tipos de Uno. El Uno total, unificante, el de las clases y el Uno singular, lo que nos marca a cada uno como uno. Lógicamente este Uno es primero. Para luego poder inscribirnos en una clase, primero debemos estar marcados como uno. Eso es lo que Lacan nombra como el pivote de la identificación y Miller como el tronco de las identificaciones. Eso que marca a cada uno como uno es el rasgo unario.

En el segundo pasaje por Descartes, Lacan señala que el filósofo quiere captar su unicidad por el pensamiento. Sin embargo, Eduardo señala una diferencia; mientras Descartes reencuentra la certeza por el hecho de pensar, adscribiéndosela a la conciencia: “pienso, luego soy”; Lacan llega a una certeza no por pensar, sino por ser afectado por el lenguaje. La pregunta ¿Qué soy? implica ya la afectación de la marca, el presupuesto de que somos uno. Cuando nos respondemos a ello, en el acto de pensar vuelve la marca primera. Se produce un círculo infinito, se repiten esos Unos y siempre algo se escapa. Así, siempre habrá una diferencia entre el ser que se obtiene por pensar y el ser que te marca como Uno. Eduardo ubica que ésta es otra forma de la metonimia de la falta en ser, es decir, hay algo que nunca va a llegar a definir el ser de esa marca inicial.

Menciona algunas referencias de los Seminarios 14, 16 y 18 -donde Lacan ubica el número de oro, el cálculo infinitesimal- para señalar, tal como se sitúa en estas clases, que el efecto del Uno produce afectos. La aplicación seriada del Uno da un resultado inconmensurable (como el número Phi), nunca da un número exacto, siempre queda un resto afuera. Por ejemplo, de la sexualidad masculina que Lacan trabaja en el Seminario 14, dice que por aplicación del Uno nunca se llega efectivamente al objeto, sino que éste siempre se escapa. En el Seminario 18 ubica que eso produce una especie de incandescencia, el objeto está cada vez más cerca y es cada vez más imposible.

El último punto que ubica Eduardo es la civilización del Uno, lo que da nombre a “Los surcos de la aletósfera”. Lacan intenta pensar aquí el mundo que crea la ciencia y su deriva tecno-científica. Se trata de un mundo absolutamente inédito, que no sigue los principios macho/hembra del mundo edípico clásico. Es un mundo marcado por la incesante aplicación del Uno a todo, que implica el ascenso al cénit del número que organiza y dirige toda nuestra vida. No hay aquí fantasma que pueda resolver la relación, por eso produce cosas muy cercanas a la angustia, una vida angustiante y lo que llamamos vecindad con los fenómenos de violencia, odio, segregación. Lacan aísla aquí un nuevo real, se trata de un espacio que él llama aletósfera (una verdad formalizada según la lógica y la matemática). Lo que produce ese espacio es esa cosa angustiante que Lacan nombra l´acosa, lo que nos pone en conexión con esa otra cosa, el objeto a. Las letosas son aquellos objetos, aparatos que nos permiten conectarnos con ese espacio de ondas y señales y que constituyen resoluciones o modos de hacer con la angustia. Con esa plurificación, ese uso masivo de las letosas (celulares, computadoras, IA) se intenta resolver la angustia, pero lo que se produce es una proliferación planetaria de este afecto. Se trata entonces de nuevas angustias que no son resueltas por el discurso familiar o el discurso paterno.

Por último, Eduardo señala el valor clínico que adquiere esta presentación de la vida contemporánea. Plantea que el analista ocupa ese lugar, el de l´acosa. Se pregunta cómo se podría llegar a ocuparlo sin angustia o sin caer en sus transformaciones vía los pasajes al acto, los usos compulsivos, la rapidez y la velocidad con que se busca obtener soluciones. Indica la importancia de leer todo ello efectivamente como síntomas que intentan solucionar una angustia de fondo, ese afecto ahora renovado: lo que afecta es el Uno de lalengua.

*Miembro de la EOL y de la AMP.

Agenda

Marzo

Inicio de clases: Sábado 15 de marzo a las 11 hs.
Mesa de apertura: "El caso entre real y ficción" 11 hs.
Marina Recalde, Patricio Alvarez, María Laura Errecarte y Belén Zubillaga.

Miércoles 19

– Taller de Escritura: 15.30 a 17 hs
– Introducción al método psicoanalítico: 17 a 18.30 hs
– Lo que la clínica de psicosis enseña al psicoanálisis: 18.30 a 20 hs

Sábado 22

– Casuística comisión 2: 11 a 12:30 hs

Miércoles 26

– Casuística comisión 1: 17 a 18.30 hs
– Lo que la clínica con niños enseña al psicoanálisis: 18.30 a 20 hs