Clase 4 – 24 de abril de 2024
Reseña por Germán U. Sékula
La cuarta clase del Seminario de Lectura de Jaques Lacan estuvo a cargo de Christian Martín, quien abordó los temas propuestos en el segundo bloque del programa bajo el título Discursos. Siendo esta la primera clase del bloque mencionado, se apuntó a trabajar sobre los aspectos estructurales del discurso y sus puntos de imposible tal como fueron presentados por Jaques Lacan en su Seminario 17 El reverso del psicoanálisis.
Si partimos de un primer abordaje estructural del discurso nos encontraremos con 4 letras:
S1 S2
$ a
Y a su vez cuatro lugares:
Dominante Otro
Verdad Producción
En este estado de cosas Christian nos planteó que en la enseñanza de Lacan nos encontramos con una constante necesidad de formalización, la cual en este caso nos permite situar que la permutación de letras y el establecimiento de los lugares no puede realizarse de cualquier manera, lo que implica entonces que tenemos estructura pues hay combinatorias imposibles. Dirá Lacan: “Si planteamos la formalización del discurso y, en el interior de esta formalización, nos damos ciertas reglas destinadas a ponerla a prueba, encontramos un elemento de imposibilidad. Esto se halla en la base, en la raíz, de lo que es un hecho de estructura.”[1]
La clase continúo desarrollándose a partir de un hilo conductor que fue la pregunta: ¿qué quiere decir que el analista opera como objeto a? El docente pudo situar allí con precisión la importancia de la Dominante en tanto es desde allí desde donde se ordenan los discursos. La Dominante que no implica predominio, si implica que se le puedan atribuir distintas substancias según sea el discurso del que se trate.
Partimos entonces de la Dominante del discurso Amo y nos encontramos que allí toma su lugar S1 en tanto significante, que privilegiado y desprendido del Otro, se vuelve el soporte de la Ley. Este aspecto destacado por Lacan nos permitió situar el hecho de que la Ley se sostiene por su pura función ordenadora que nada tiene que ver con sus fundamentos, y que en tanto se apunte a la explicación de estos últimos, la Ley vacilará y perderá eficacia. Nos encontramos así con la definición de que la Ley está de entrada inscrita en la estructura.
Abordamos luego el lugar de la Dominante en el discurso Histérico: toma allí su lugar $. Dirá Lacan “En el discurso de la histérica, está claro que esta dominante la vemos aparecer bajo la forma del síntoma. El discurso de la histérica se sitúa y se ordena alrededor del síntoma.”[2] Christian nos señaló la importancia de este punto pues nos permite pensar la extensión del síntoma como lazo y sus consecuencias. Situó como ejemplo el historial clínico freudiano de Dora pues en él podemos abordar los lazos que se establecen alrededor del síntoma de la paciente y como ello es capaz de generar y sostener un discurso. Se estableció también que el $ colocado en el lugar de la Dominante implicaba un lazo al saber dónde este último deviene infinito en tanto producción.
En este estado de cosas surgió la pregunta acerca de cuál sería el lugar del saber en el Discurso Analítico. Una primera aproximación arrojó el hecho de que es el saber mismo el que es puesto en el banquillo en tanto este no es un saber que se cierra como totalidad. Si en este discurso el saber (S2) va al lugar de la Verdad esto conlleva que el mismo, en tanto saber abierto, permite poner en juego el goce al que se entrama. Arroja luz sobre este punto una cita de Lacan que pude situar al momento de dar forma a la reseña: “Este saber es medio de goce. (…) cuando trabaja, lo que produce es entropía. (…) este punto de perdida (…) es el único punto, único punto regular a través del cual tenemos acceso al goce”[3].
Tomando el saber cómo pivote del desarrollo de la clase el docente fue situando cuál es su estatuto tanto en el Discurso del Amo como en el Discurso Universitario. Dirá Lacan respecto del Amo: “(…) El esclavo sabe muchas cosas, pero lo que sabe más todavía es que quiere el amo, aunque este no lo sepa (…) porque de otro modo no sería amo.”[4]
Siguiendo esta dialéctica del saber y su posicionamiento en los discursos fue posible mostrar como la política se erige como un saber que puede constituir una totalidad siendo “la idea imaginaria del todo (…) algo que se sostiene en la buena forma de la satisfacción, en lo que, en el límite, constituye una esfera [que] siempre fue utilizada en la política, por el partido de los predicadores políticos. ¿Puede haber algo más bello, pero también menos abierto? ¿Puede haber algo más parecido a la clausura de la satisfacción?”[5]. Ahora bien, dimos un paso más y abordamos las consecuencias de que el Saber se ubique en el lugar de la Dominante. En esta posición el Saber se erige no como saber de todo sino como un todo saber que será el fundamento de la burocracia. Lacan nos propondrá que el Discurso Universitario en tanto ordenado por el Saber en el lugar de la Dominante instala la moderna tiranía del saber teniendo como consecuencia “la anulación, el fracaso, el desvanecimiento al final de lo único que motiva la función del saber, su dialéctica con el goce.”[6]
Es justamente allí donde podríamos situar una primera operación del Discurso Analítico donde a toma el lugar de la Dominante pues ello destotaliza el todo saber y promueve la histerización del discurso como modo de situar el saber y su dialéctica con el goce.
BIBLIOGRAFÍA
- (1969-1970) Lacan, J., El Seminario, Libro 17, El Reverso del Psicoanálisis. Buenos Aires, Paidós, 2021.
NOTAS
- (1969-1970) Lacan, J., El Seminario, Libro 17, El Reverso del Psicoanálisis. Buenos Aires, Paidós, 2021, p. 47.
- Ibidem. Pág. 46
- Ibidem. Pág. 53
- Ibidem. Pág. 32
- Ibidem. Pág. 31
- Ibídem. Pág. 36