Clase 3 – 25 de mayo de 2024
Reseña por Alejandra Burela
La tercera clase se titula Lo incorporal. La estructura incorporada. El punto de partida lo fija la segunda pregunta formulada por R. Georgin y la respuesta de Lacan, en tanto el título anticipa un sesgo de lectura.
Contamos en esta oportunidad con las puntuaciones introductorias de Gabriela Rodríguez y la intervención de Pablo Martínez Samper.
Gabriela subrayó, entre otras cuestiones, el interés de Georgin respecto de la noción de estructura y de la posibilidad de que el psicoanálisis pudiera integrar un campo común, lo que Lacan llama un pool, junto a las ciencias estructuralistas.
Sin embargo -destaca Gabriela-, “lo que prosperó no fue ese pool, desmembrado con la entrada del posestructuralismo, sino el pool de ciencias que dan lugar a la inteligencia artificial”.
Consideró también que “la temática central de la pregunta tiene que ver con encontrar un soporte para poder dar cuenta de una corporalidad diferente de la que es subsidiaria de la física aristotélica, y que “en la referencia a los estoicos Lacan encuentra la posibilidad de situar esa otra corporalidad”.
Otro punto que destacó fueron las menciones de Lacan a lo incorporal anteriores al momento Radiofonía: 1) En El deseo y su interpretación: “Al parecer ignoro la existencia del cuerpo, tengo una teoría incorporal del análisis. Eso es al menos lo que descubren cuando escuchan desde cierta distancia lo que aquí articulo, ya que se irradia”. 2) En Otros escritos, (Prólogo a la tesis de Anika Rifflet-Lemaire): “¿Dónde situarlo este objeto a, el incorporal mayor de los estoicos, en el inconsciente o bien en otro lugar, quién lo advierte?”
A continuación la palabra le fue cedida al docente invitado Pablo Martínez Samper, de cuya presentación bien vale destacar su variada formación: en Filosofía, en Comunicación y en Psicoanálisis.
Lo cito: “Efectivamente hago confluir mi interés por la filosofía y mi interés por el psicoanálisis en la teoría estética.”
Su amplio recorrido traza numerosas vías de acceso al tema de lo incorporal.
El hecho estético es la primera de esas vías. Empieza con una referencia borgiana de Otras inquisiciones: “el hecho estético es una revelación que no se produce”, añade: “Para adelantar algo podríamos decir que lo que no se produce es algo del orden de lo incorporal.”
Nos entrega luego el título de lo que llama “mi acercamiento de hoy: Momento Radiofonía. Lo incorporal, Deleuze y los estoicos”, enfatizando que “en Radiofonía, quizá más que en otros textos, el contexto forma parte del texto, señalando que “hay en esta pregunta un interlocutor oculto. Se trata de Deleuze, que es quien introduce a los estoicos en la esfera pública, o al menos en la esfera del mundo académico del entorno de Lacan a partir de su texto La lógica del sentido de 1969
Otro camino para el abordaje de lo incorporal es el problema de la referencia y su uso. Tomando apoyo en el texto de Miller Las referencias del seminario de la angustia, “piezas sueltas” se refiere primero al uso de las referencias en Lacan. Transcribo: “Ahí Miller dice que en un punto la única referencia de Lacan es Freud, en el sentido más fuerte de referencia que es ubicarse bajo el amparo de un pensador, de un autor. Cuando uno hace una cita, el uso habitual es el criterio de autoridad, es el uso académico de una referencia, pero Lacan no hace uso del criterio de autoridad sino que utiliza la referencia para cambiarla completamente, inclusive cambiar el sentido de la referencia”. Insiste entonces con la pregunta: “¿Qué es una referencia para Lacan?”
Para intentar responder esta pregunta Pablo se desplaza hacia la obra de arte nuevamente, sirviéndose esta vez de Picasso y Las señoritas de Avignon: “Es uno de los cuadros donde cambia la historia del arte, cambia precisamente todo el mundo de las referencias. Hay un momento de epifanía de Picasso cuando está en París y visita el museo antropológico y descubre todas esas esculturas antiguas, que introduce en su pintura. Me parece un buen ejemplo de lo que hace Lacan con las referencias. Utiliza un fragmento de otro lugar para cambiar el propio presente o para modificar su discurso. Lo incorporal sería esa estatua antigua. Lo que Lacan estaba produciendo en este momento es la conexión nueva del significante con el cuerpo.” “La cita del 70 en Radiofonía “vuelvo en primer lugar al cuerpo de lo simbólico” es completamente de la cita del 59 en el seminario 6 (mencionada más arriba) “tengo una teoría incorporal”. El prefijo in significa dentro pero también la negación, el no cuerpo. Lo incorporal podría ser lo que se incorpora en otro lugar o también podría ser, como van a decir los estoicos, lo que no es cuerpo.
“¿Por qué recurre Lacan a la historia del pensamiento o a la historia de la filosofía contraviniendo a Freud que no quería acudir fuera y a él mismo?” -interroga el docente dando lugar a una hipótesis: “Lacan es el último y el único filósofo del siglo XX después de Heidegger. Quizá por eso a mí me gusta el psicoanálisis, porque es la superación del pensar de la filosofía ya que la filosofía nunca pudo pensar el cuerpo, Deleuze lo intentó. Lacan se atreve a pensar la categoría de lo real, que es lo que estaban haciendo en su momento los estoicos”.
Finalmente, situando algunas coordenadas históricas de la aparición de la escuela estoica y los avances de Deleuze, Pablo vuelve a bordear la nueva relación entre cuerpo y significante que Lacan está produciendo en el momento Radiofonía: “La época helenística es una época de crisis. Con la expansión y la incorporación de los pueblos llamados bárbaros este marco de referencia que era la ciudad desaparece. Se produce un especie de Babel, un desorden y como consecuencia de ese supuesto desorden, de ese desequilibrio del marco de referencia surgen estas escuelas que tienen mucho más que ver con ese tratamiento del desorden, o tratamiento de la angustia, o tratamiento del agujero”. Nos hace observar también que “desde hace unos años hay una recuperación del estoicismo como manual de autoayuda, libros dedicados al estoicismo como si fuera una serie de ejercicios espirituales”. También recuerda que Miller en Biología lacaniana trabaja la paradoja que plantean los estoicos cuya doctrina sostiene la idea del gran Todo viviente e inmortal, a la vez que logran articular y desarticular el lenguaje en significante y significado, siendo precursores de Saussure y el estructuralismo”.
“Los estoicos tienen la teoría de que lo que existe básicamente son los cuerpos y esto va un poco en contra del mundo platónico donde lo que sostenía al mundo eran las ideas. La caída de ese mundo hace ya dificultoso creer en la racionalidad de las ideas. Entonces los estoicos plantean que están los cuerpos y también los incorporales, de los cuales habría cuatro: el lecton (lo decible), el vacío, el lugar y el tiempo. Deleuze retoma una hermosa fórmula de Breier: a los estoicos no les gustaría decir que el árbol es verde sino que el árbol verdea. Habría que utilizar ese tipo de verbos para describir esa nueva cualidad que no es un ser; parte y necesita de ese ser pero ahora es otra cosa, no existe pero subsiste. Explican el orden y la racionalidad del mundo introduciendo cosas nuevas. Deleuze encuentra que en los estoicos “está el significante que son los vocablos, las letras, está el significado que podría llegar a ser la cosa, pero hay algo entre medio que es lo decible. Plantean un lugar nuevo que ya no tendría que ver con las categorías o clasificaciones de Aristóteles del ser, según el cual una cosa sólo puede ser y no puede no ser, sino que hay algo que fluctúa, que se mueve. Los estoicos abren la posibilidad de la categoría del sentido, porque el sentido fluctúa entre los elementos. Por eso se podría decir que el sentido es incorporal”. Lo que le interesa a Deleuze es esta ruptura entre el significante y el significado, y la aparición de un nuevo espacio que incluye el sentido y el sinsentido a la vez. A Deleuze no le interesa tanto Camus como Lewis Carroll.
Una palabra poética (¿qué palabra no es poética bajo estos criterios?) introduce siempre un plus de sentido pero a la vez un agujero en el sentido. Pablo ubica el punto de separación entre Lacan y Deleuze en torno a la noción de real: “Para Deleuze el sueño, el ideal es que no se pare el devenir, que no haya ser (movimientos queer)”. Para terminar, una nota simpática: “En la escuela te decían que lo digas con tus palabras, que te lo apropies, es decir que lo hagas cuerpo. A-propiarse implica la negación de lo propio. No hay nada propio sin la negación primera de algo propio, como la paradoja del cuerpo de lo simbólico, es la diferencia radical entre el estructuralismo y Lacan”.