Clase 1 – 13 de marzo 2024
El analista y los semblantes en la experiencia analítica.
Reseña por Sebastián Ferrante
El miércoles 13 de marzo de 2024 dio inicio el Seminario de lectura de Jacques-Alan Miller, que este año rondará en torno al curso De la naturaleza de los semblantes. La clase estuvo a cargo de Marcelo Ale, quien compartirá la coordinación docente junto a Andrea Perazzo y Graciela Gonzalez (responsable).
Comenzó encuadrando el Seminario en el tema general presentado por Mauricio Tarrab en la conferencia inaugural dictada el sábado 9 de marzo, titulada “La potencia del discurso analítico”, donde destacó la operación de despegar la idea de potencia respecto del ejercicio de un poder, y vincular la posición “humilde” del analista con la constatación de la impotencia de conectar S1 y S2 (expresada en piso inferior del discurso analítico mediante el signo //). De esa forma, la potencia del discurso analítico reside en saber sobre esa impotencia. A partir de ello, se trata de tomar un rasgo para problematizar en nuestro seminario, relacionado con los semblantes.
Luego de presentar el programa del Seminario, el cual puede leerse considerando el lugar que el semblante va adquiriendo en cada momento del recorrido de un análisis (ya que plantea interrogantes tales como “la operatividad del semblante a la entrada”, y luego “qué sucede a la salida de un análisis”) Marcelo Ale planteó una primera afirmación: el dispositivo analítico tiene estructura de semblante, tratándose de una discusión sobre la práctica misma, y derivando aquel interrogante sobre la potencia del discurso analítico hacia la eficacia de los semblante y su operatividad en un momento donde los discursos imperantes en la época promueven e invitan a la realización pulsional, lo cual puede presuponer la devaluación de aquellos. En torno a esa afirmación, evocó la conferencia de Comandatuba en 2004, en la cual J-A Miller plantea que los síntomas de nuestra época no suponen un saber inconsciente, un querer decir otra cosa, de manera que el desafío analítico es introducirlo. Entonces, ¿qué fundamentos da Miller, en De la naturaleza de los semblantes, para invitar a los analistas a ocupar el lugar de semblantes de saber?
Para adentrarse en el primer punto del programa, abordó la estructura del semblante a partir de tres ejes: 1) Semblante como categoría, 2) Función de velo, 3) Eficacia y operatividad.
Semblante como categoría: a partir de la lectura del capítulo 1 del curso que nos convoca, comenzó a delinear la especificidad de la categoría de semblante en psicoanálisis partiendo de lo que no es: no se trata de la acepción común que lo vincula a lo ficticio, lo falso o lo irreal; tampoco se trata de lo aparente como opuesto al ser. Más bien, se puede pensar como un “arte de hacer parecer”. En esa línea recurrió al texto “Algunas observaciones sobre el semblante”(1) de Miquel Bassols, concretamente a la referencia de este a Baltasar Gracián, presentado como “el artesano del barroco”. Cita el capítulo “El buen entendedor” del libro El Héroe y El discreto (2): “Yo diría que, a pocas palabras, buen entendedor. Y no sólo a palabras, al semblante, que es la puerta del alma, sobrescrito del corazón”. Agrega que es un artesano a condición de “hacer creer” que hay secretos del alma, análogamente a lo que promueve el analista cuando, desde su posición de agente, hace creer que todo lo que uno dice quiere decir otra cosa.
Siguiendo a Miller, afirmó que no alcanza con la transferencia para producir el discurso analítico: es necesario un artesano que provoque hacer creer que hay un saber para la verdad, y eso se puede ligar a la dimensión del engaño, del dejarse engañar. No obstante, diferenció y opuso el semblante en tanto engaño, como cálculo (discurso analítico) y como infatuación (discurso universitario) ligado al ejercicio de un poder. Cuando el hacer-parecer se realiza, concluyó, estamos ante el semblante como categoría.
2- Función de velo del semblante. Planteó tres ejemplos: el yo, el fantasma y el falo (este último sólo lo mencionó, ya que se tomará en otra clase). Para el caso del yo, citó a Miller: “cabe preguntarse si acaso Lacan (…) se introdujo en el [psicoanálisis] con el estadio del espejo, con la alegoría extraída de la experiencia psicológica y destinada a mostrar que el yo depende del semejante, y que este lazo pasa por una relación con el semblante, bajo la forma de la apariencia”. Articuló este pasaje con la constitución del yo por el estadio del espejo, experiencia recreada con el esquema óptico, donde se produce el pasaje de la fragmentación inicial del organismo (lo velado, real) hacia la imagen total del cuerpo (lo que vela, lo que se ve en el espejo, estructura simbólico-imaginaria). Lo que destacó es que esa imagen virtual es una apariencia real. Respecto del fantasma como velo, tomó dos capítulos de otro curso de Miller, Del síntoma al fantasma y retorno, donde subraya que el fantasma es una respuesta al encuentro con A barrado, vacío que se expresa como “nada de saber” frente a la existencia de un saber supuesto. También lo ilustra con el fantasma del pequeño Hans, “pegan a un niño”, cuyas transformación funcionan de velo y límite ante la castración (“no sé mucho más, pegaban a un niño”). En la medida que puede plantearse una relación directa entre estas manifestaciones de rotura y desestabilización y la falla de los semblantes, podemos preguntarnos por su eficacia y operatividad.
3- Eficacia y operatividad de los semblantes. La angustia como índice de la falla del semblante (desestabilización del fantasma) puede ser una demostración (por retroacción) de su eficacia. Sin embargo, sostuvo que la eficacia no tiene que ver solamente con “velar” agujeros, sino con hacer creer que hay saber en el lugar de la verdad. Citó nuevamente a Miller: “el acto analítico implica que el analista aparente saber o, al menos, que haga como si ya estuviese al corriente del asunto. Y por supuesto lo está, en cierto sentido, por su experiencia de la transferencia. Por el mero hecho de que el analista invita a la asociación libre, ya anticipa que de la relación de un significante con otro siempre surge un efecto de significación”. Marcelo Ale entiende que no va de suyo que los dichos quieran decir algo, sino que el acto analítico debe provocarlo apelando al valor erótico del secreto como recurso de promoción de algo escondido, análogamente a los “secretos del alma” de Gracián, citado antes. La eficacia tiene que ver con la generación del deseo de saber.
En el curso de la clase, las preguntas y comentarios de los participantes introdujeron aportes y problemas que generaron una conversación dinámica, e instalaron enigmas que invitaron a una elaboración colectica para los próximos encuentros.
El seminario continúa el miércoles 27 de marzo, con la intervención de José Damiano como invitado.
NOTAS
- Bassols, Miquel “Algunas observaciones sobre el semblante”. Papers 2 de Semblantes y sinthome
- Gracián, Baltasar, El héroe y el discreto .Nueva biblioteca filosófica Tor