Clase 6 – 22 de mayo 2024
El analista y los semblantes en la experiencia analítica.
Reseña por Lucía Capponi
La clase estuvo a cargo de Andrea Perazzo, quien transmitió de manera animada un recorrido que remite al punto del programa: ¿Qué sucede cuándo el semblante no funciona?
Comienza con el tema del semblante del Nombre del Padre, toma los primeros capítulos del curso de Miller y algunos párrafos extraídos de Subversión del sujeto y del libro Comentario del Seminario Inexistente, para referirse a cómo Lacan, a lo largo de su enseñanza, pasa de la conceptualización del significante del Nombre del Padre en singular, como absoluto (Clínica estructuralista que se ordena a partir del NP, si operó o no, entonces en neurosis o psicosis, Lacan en De una cuestión preliminar…) a la pluralización de los Nombres del Padre. Enfatiza que ya el título de la clase “Los Nombres del padre” denuncia que “no hay El NP en singular”, único, la referencia está vacía; el NP es un Nombre del Padre entre otros, relativo, y no es más que el nombre de una función, se escribe: NP(x), es sustituible.
El Seminario Inexistente quedó como un agujero en la enseñanza de Lacan, existe por su nombre. Decimos que el NP es el semblante por excelencia, un nombre al cual nada responde, refiere a un vacío, a lo que falta en el Otro S(Ⱥ), inconsistencia, y a la falta misma del Otro. El Otro es un semblante.
La docente señala la importancia del semblante del NP, ya que su función introduce una estabilización, elemento que ordena y armoniza la relación del sujeto al lenguaje e instala al sujeto en el orden del discurso, esto hace que podamos comprender algo, o creer comprender algo, que las palabras no hablen solas. Nos recuerda que el semblante articula simbólico e imaginario, causa efectos de verdad y tiene como función velar lo real. Semblante como operativo, hace creer que hay algo allí donde no hay, ocupa el lugar de una referencia que no existe, metaforiza.
Así, nos invita a trabajar la pregunta: ¿Qué ocurre cuando éste fracasa? Se sirve de la psicosis para constatar que el Nombre del Padre es un semblante. Cuando falta este significante de la ley, forclusión del NP, tenemos la psicosis, que verifica el “fracaso del semblante”,velo que no operó. Encontramos un sujeto desacomodado en el campo del lenguaje, donde emergen los trastornos del lenguaje, al no contar con la Metáfora Paterna, el goce está desregulado, no coordinado con el falo. Debido a la ausencia de significación fálica, el sujeto se encuentra con el vacío de significación (enigmático), luego la significación de significación, tiene la certeza de que eso quiere decir algo, pero no sabe qué es, no comprende su contenido. El sujeto psicótico está fuera de discurso y del lazo social, y testimonia de un desorden en la juntura más íntima del sentimiento de la vida.
En el vasto mundo de la psicosis, siguiendo la huella del fracaso del semblante del NP, aparecen las Psicosis ordinarias, categoría epistémica introducida por Miller. La docente tirará de este hilo, teniendo como referencia el texto Efecto retorno sobre la psicosis ordinaria, hablará de aquellas psicosis donde no se produce un desencadenamiento franco por la forclusión del NP, se trata de psicosis compensadas, sintomatizadas, dormidas. Subraya en este punto el hacer creer compensatorio del nombre del padre (CBM), que funciona como NP, modo de arreglárselas, de reparar ese desgarro en la trama simbólica donde tendrán su lugar: identificaciones imaginarias, lábiles, el hacer como si y las pequeñas invenciones de las que el sujeto se sirve. Una clínica de la tonalidad y del exceso, de enganches, desenganches, y reenganches, por ello hablamos de una Clínica continuista.
Hace hincapié en la clínica: si el Nombre del Padre es el nombre de una función que puede ser soportada por varios elementos que valen como el papel del NP, entonces es importante dilucidar, qué es lo que para cada sujeto ha funcionado como NP, con el que ordenaba su mundo, y qué ocurre cuando ese arreglo, que tenía hasta el momento, se resquebraja, motivo por el cual alguien puede llegar a consultar a un analista.
Este recorrido por la Psicosis ordinaria permite arribar a la enfermedad de la mentalidad, como una vía para leerla. Para ello Andrea Perazzo nos acerca un caso de la Presentación de enfermos de Lacan, planteado como paradigma de la noción de semblante en la psicosis, el caso Brigitte: “quisiera vivir como un vestido”. Enfermedad de puro semblante, que Lacan llama esos “locos normales”. Miller retoma este caso en su texto Enseñanzas presentación enfermos, y plantea que es un ser de pura apariencia, donde sus identificaciones imaginarias no precipitan en un yo, en ninguna persona. No hay un cuerpo para poner debajo del vestido. Ella es débil, la debilidad es que no está inscripta en ningún discurso. Un cuerpo no atrapado en un discurso.
Culminando la clase, Andrea Perazzo nos introduce al tema de la posición del analista en la transferencia con las psicosis, convocándonos a pensar nuestra práctica. Se abrirá juego con la pregunta de Miller “¿Quién explicará la transferencia en el psicótico?”, aproximando posibles respuestas.
Subraya que no hay que olvidar que se trata de una clínica bajo transferencia, una clínica viva, y el “no retroceder frente a la psicosis”, para ello se requiere coraje y paciencia del analista. Extrae algunas perlas de V. Palomera en Pioneros de las psicosis: el no interpretar las producciones delirantes, el psicótico tiene la certeza de saber, por ello el analista debe estar siempre un pasito más atrás, la importancia de delimitar los determinantes estructurales que predominaron como detonantes en la psicosis. El analista lacaniano siempre está en posición de pionero decidido.
Plantea que se requieren “nuevos semblantes del analista”, abordándolo desde preciosas enseñanzas del libro de Guy Briole: el lugar del analista, no como SsS, sino como un Sujeto supuesto Interesarse, desear saber lo que le pasa al paciente, interesarse por lo que quieren decir esas palabras, un analista comprometido, ético. Hacersepartenaire del sujeto, sostener las pequeñas invenciones que traiga, ó que pueda hacer en transferencia. El analista bricoleur, que cuenta con los materiales diversos existentes y permite una invención única para cada caso, y el analista como secretario del alienado, que no se remite a tomar nota de manera pasiva, sino que se implica, interviene dando vida a las palabras que se encuentran desarticuladas en el sujeto, evitando que caigan como piedras en un pozo, que desfallezcan, otorgarles un valor.