Clase 12 – 27 de septiembre 2023
Reseña por Joaquín Piechocki
En la clase se abordó el capítulo IX, “¿Cómo llega la castración al goce?”, con la participación de Carolina Beroli y Joaquín Piechocki.
Graciela Gonzalez señaló el recurso a la pregunta que usa Miller en el título, el cual provoca un ida y vuelta con el texto, tiempo de comprender a partir de otros dos interrogantes: ¿Qué es lo que esto quiere decir? y ¿qué es lo que esto quiere gozar?
Una convergencia de la experiencia analítica que expresa que el objeto está perdido, la versión lingüística de la metáfora, las consecuencias de S(Ⱥ) para el final de análisis y la posición del sujeto respecto del objeto a como resto de goce.
Carolina propuso como disparador la cita de Miller en Sutilezas snalíticas, “es imposible analizar e interpretar sin tener relación con la inconsistencia” vinculándolo con el grafo del deseo; en tanto traduce el modo en que el goce encuentra el aparato del lenguaje.
Recordó las palabras de Miller al inicio del curso cuando dice que el psicoanálisis procede por la vía del amor, bautizado con el nombre de transferencia, en el sentido del detalle, siendo el matema una manera de poner en serie los detalles y la castración misma como un gran detalle.
Se sirvió de las resonancias de otras clases para pensar la modificación de las condiciones de amor vinculado a la construcción del Otro. Si el deseo pone en evidencia la presencia del Otro, y éste refiere a las condiciones de amor, surge la pregunta de si es posible que estas se modifiquen al interior de un análisis como maniobra del analista para evitar la repetición.
Del primer apartado subrayó el término francés maldonne para referirse a la distribución equívoca de la modulación del goce, presenta gráficamente una entrada y una salida del piso superior del grafo, que va de un más a un menos de goce. Aquí la castración da cuenta de ese pasaje de pérdida de goce, demasiado y demasiado poco, del que un sujeto podría quejarse: “esano es la justa medida del goce” (Miller, p.188). Conlleva una dimensión política, pues el psicoanálisis no se viste con los atributos seductores de la justicia distributiva, no corrige las consecuencias de la castración, es una política que permite diferenciar psicoterapias de psicoanálisis.
El fin de análisis, en esta lógica, es considerada a partir del concepto de duelo, modalidad propia de la castración que aportaría la operación analítica: “Basta de lamentar el goce perdido, que tal vez no sea más que lo que imaginan haber perdido” (Miller, p.189).
Por mi parte, presenté como apoyo el grafo del deseo, el cual transcribí parcialmente en el pizarrón, valorando el poder de reducción y las aptitudes para el trabajo.
¿Cómo llega la castración al goce? presenta una indicación vectorial, una castración y un goce, conjunto que podría no ser único, pudiendo producir distintas respuestas.
Las notas retoman la pérdida de goce del vector sincrónico superior mencionado previamente, el cual parte de una condición de goce inicial, mítico, goce Uno, anterior a la constitución del Otro, no significantizado. Este vector se presenta en relación de equivalencia con el significante predecesor del piso inferior. Los vectores sincrónicos son cruzados por el vector diacrónico, con un recorrido que va de la producción de sentido (lado derecho del grafo) a la significaciones (izquierdo). El curso diacrónico va de la falta en ser del sujeto a la falta en tener del goce perdido cuando encuentra al vector del goce.
Miller destaca que el deseo de la madre, DM, incluye una primera castración. Ese deseo impulsa la operación posterior. La metáfora paterna, NP, toma a DM como punto de partida de la operación sustitutiva, produce el significante del Otro y significa al falo. Por otro lado fundará un nuevo orden de goce en relación al padre, lugar de la ley. El supuesto fundamental es entonces la castración materna, que la madre simboliza en el objeto de su deseo, convertido en esta operación en el falo. Por lo tanto, el NP presentaría una segunda castración. Como resultado de la operación, el resto de goce está dado por a del que se han desarrollado en Los divinos detalles sus distintas facetas, como objeto, como causación, como objeto de la pulsión, y -fi como significación de la castración.
Dicho lo anterior, S(Ⱥ), implica una rectificación de la metáfora paterna. Y me pregunto ¿Representa una apertura al no todo, a lo que no es posible de significantizar?
Las fórmulas de la sexuación permiten vincular al mito del padre muerto como resolución toda al complejo de Edipo del lado de la sexuación masculina, y con S(Ⱥ) del lado se la sexuación femenina.
Como cierre de esta intervención mencioné que Miller indica la insuficiencia estructural de A en términos de verdad (sus garantías no alcanzan) lo cual impulsa al sujeto a fundar el sujeto de la pulsión.
Graciela puntuó que “si el significante del lugar de la ley está en el Otro como lugar del significante…El Otro lleva su propia garantía”. Esto implica un final de análisis por la vía de la resignación, la ataraxia y la mortificación, es decir diferentes encarnaciones del padre muerto.
Propuso la pregunta cómo leer S(Ⱥ) y seguir la lectura de Miller.
Si se lee como verdad, la respuesta podría ser ni Dios ni amo y la consecuencia sería un sujeto que se considere amo. Tampoco leer S(Ⱥ) como que no hay garantía última, porque sólo queda el Uno mismo, sus fantasías, y el cinismo.
¿Cómo leer S (Ⱥ) en la transferencia? Distinguiendo la transferencia basada en el Edipo (la repetición, S(A), el padre y su metáfora), de la que se basa en S(Ⱥ) la cual separa el NP del lugar del Otro y no implica en sí misma la liquidación de la transferencia. Al respecto Lacan propone un pasaje del trabajo de transferencia a la transferencia de trabajo, causa del resto fecundo.
Entonces, ¿qué valor tiene el Otro?, ¿qué valor tiene lo que me dice?, ¿qué quiere de mí? Dirá, lo que podemos aportar es un inverso en espejo: “No hay Otro del Otro” y su desplazamiento, si se demanda al Otro para que responda como tesoro del significante, debe responder ahí en términos de pulsión.
Miller lee lo que Lacan dice entre líneas – “¿Qué quiere el Otro? El Otro quiere el goce”.
El Otro quiere este a minúscula que pasó a través del filtro, ese a que es el resto del goce; que el sujeto en toda circunstancia se sitúe en función de esta exigencia de recuperación de a sobre la que informa el perverso. Clave clínica, para finalizar, voluntad de goce o castración para pensar la psicosis, la neurosis y la perversión.