Clase 2 – 3 de abril de 2024
Reseña por María de Jesús Ferrero
El día 3 de abril se llevó a cabo el segundo encuentro del Seminario Clínico titulado “Clínica freudiana: actualidad, discursos e impasses”, en esta oportunidad de la mano de Paula Carasatorre.
Al inicio, Paula ubicó lo desarrollado en la primera clase donde se presentó la orientación de trabajo del año, a partir de retomar cada uno de los significantes que componen el título. Luego dividió la clase en dos momentos. En el primero retomó la categoría freudiana de neurosis de angustia distinguiendo, a partir de ella, lo actual de lo contemporáneo; mientras que en un segundo momento se detiene en caracterizar la época y la incidencia que ésta tiene en los llamados síntomas contemporáneos.
Comenzó con el primer significante “actualidad” a la luz de la teoría freudiana, ya que Freud lo trabaja en los inicios de su investigación en una categoría clínica que nos permitirá pensar los síntomas contemporáneos, que es la categoría de “neurosis actuales”.
Paula planteó que lo importante de retomar a Freud es para advertir la vigencia de su teoría, y se detuvo en lo que se dio en llamar el primer esquema causal, que enmarca y da cuenta de la estructuración de los síntomas para Freud. Allí caracteriza dos tipos de Neurosis, diferenciados por su mecanismo. Por un lado, las psiconeurosis de defensa, compuestas por histeria, neurosis obsesiva y fobia; y por otro las Neurosis Actuales, compuestas por neurastenia y neurosis de angustia.
Respecto de las psiconeurosis de defensa, Freud dice que en la primera infancia acontece un modo de excitación en exceso, que deja una marca, una huella; en un segundo tiempo, en la pubertad, a partir de otra vivencia de índole sexual, se reanima esa primera huella, entrando ambas en conflicto. De este modo se libera el afecto y se activa el mecanismo de defensa de índole psíquico que es la represión, dando inicio a la formación de síntomas neuróticos
Respecto de las neurosis actuales, Paula retomó la descripción detallada que Freud realiza de las manifestaciones sintomáticas, dando cuenta de que, en este caso, la etiología de los síntomas está ligada a influjos sexuales que se contienen, o a una satisfacción incompleta, que se producen a partir de un afecto acumulado, pero que corresponde a un hecho actual y no de la primera infancia y que se descarga directamente en el cuerpo. No opera la represión ni la sustitución de una representación por otra, por lo tanto, no se avienen a la interpretación.
Paula se detuvo en el texto “Contribuciones para un debate sobre el onanismo”, donde Freud plantea que si bien se sigue sosteniendo la diferenciación ya expresada (entre psiconeurosis y neurosis actuales), agrega “… las dos neurosis actuales prestan la solicitación somática para la psiconeurosis; les ofrecen el material de excitación que luego es psíquicamente seleccionado y revestido”. En este sentido, Freud introduce la figura del grano de arena en el centro de la perla, dando cuenta de esa inmixión de satisfacción que habita todo síntoma, siendo la perla el revestimiento simbólico- imaginario que puede ser intervenido.
Será la orientación de nuestro trabajo como practicantes del psicoanálisis, crear las condiciones de posibilidad para que el síntoma pueda ser intervenido, es la apuesta analítica.
Paula añadió a esta altura los desarrollos de Lacan, que retomó según su lectura, cómo se estructuran los síntomas. En el Seminario 10, a partir de hacer una diferenciación entre el acting-out y los síntomas, Lacan dice que el síntoma no llama al Otro para ser interpretado, sino que es puro goce revestido, no necesita al otro para satisfacerse. La apuesta analítica, en este sentido, será que los sujetos puedan formularse hipótesis sobre su padecer, que puedan abonarse al inconsciente, permitiendo ubicar ahí una historicidad.
Para dar cuenta de lo desarrollado anteriormente, tomó el caso de Emmy Von N, caso freudiano pre-analítico.
En relación a la cuestión de “lo contemporáneo”, su caracterización e implicancias clínicas, Paula planteó que, a la anterior tesis freudiana, se añade el factor hereditario como agravante de los síntomas. Pero la influencia de la civilización también es su incidencia para la vida de los sujetos, proponiendo así una lectura integral de estos factores para la dirección de la cura. Partió de un texto del año 1908, “La moral sexual cultural y la nerviosidad moderna”, donde aparece con claridad la idea de que la civilización y los modos de vida tienen un influjo fundamental en los síntomas. Paula recordó que al retomar este punto Lacan conminó a los practicantes del psicoanálisis a estar a la altura de la época y desde allí orientar la práctica, y ella, a su vez, nos invitó a pensar en este punto cuales son las características de la época actual. Por un lado, la caída del Nombre del Padre, ya que la ley y la represión no funcionan en pos de regular el goce, sino más bien, impulsar a un plus de gozar. Por otro lado, la introducción de las ciencias como modo de saber en sí mismo, en la producción de objetos destinados a la ganancia de goce, allí donde todo es posible. Objetos de consumo que prometen una felicidad que no se logra, obturando la falta.
Por último, se detuvo a caracterizar cinco grupos de síntomas de la clínica de hoy. En primer lugar, las patologías del consumo, como adicciones y toxicomanías. En segundo lugar, las patologías de la alimentación, como bulimia y anorexia. En tercer lugar, las patologías del acto, como los pasajes al acto y los acting-out. En cuarto lugar, las patologías de la ansiedad, como los ataques de pánico. Por último, las patologías del afecto, como los estados depresivos y la abulia. Paula finalizó resaltando la importancia de sostener la apuesta al inconsciente, para que allí, frente a estos fenómenos, “el grano de arena pueda convertirse en perla”.
