Seminario del Campo Freudiano - Sección La Plata de la EOL

Seminario clínico. “Clínica freudiana: actualidad, discursos e impasses”- Clase 6- 2024

Clase 6 – 19 de junio de 2024

Puesta en forma del síntoma y entrada en análisis en Freud

Reseña por Mariel Santiago

La sexta clase del seminario titulada “Puesta en forma del síntoma y entrada en análisis en Freud” fue dictada por Fabiana Municoy quien nos expuso un recorrido sobre el tema basado en textos de Freud, Lacan y Miller.

Comenzamos con el texto de Freud “Sobre la iniciación del tratamiento” (1913), en el cual Fabiana sitúa la importancia del tiempo previo al análisis, tiempo necesario para saber si alguien que demanda tratamiento es apto para la entrada al dispositivo analítico. Este tiempo previo al análisis permite formular un diagnóstico, es por eso que Freud se pregunta, ¿qué debe ser indagado, evaluado y comunicado antes de comenzar un análisis?

Proseguimos con el texto “Consejos al médico sobre el tratamiento psicoanalítico” (1912), en él Fabiana señala que Freud, sin caer en reglas ni en protocolos fijos, establece la importancia de la atención flotante por parte del analista conjuntamente a la regla fundamental de la asociación libre, la cual debe ser comunicada explícitamente al paciente. También se señaló la importancia del pago y el horario fijado a los que muchos pacientes se resisten. Ceder ante esto, nos señala Freud en su texto, es contribuir al establecimiento de las resistencias.

Dirá Fabiana, y aquí en referencia al texto de Miller “Introducción al Método Psicoanalítico” (1998) que el comienzo del análisis estará marcado por una implicación subjetiva que se traduce en la experiencia ante el reconocimiento de un saber que no se sabe por parte del paciente, que pone en marcha la transferencia y la instalación del Sujeto Supuesto Saber en la figura del analista. Remarcará también que las cuestiones técnicas en psicoanálisis son cuestiones éticas porque nos dirigimos a un sujeto y el hecho que no tengamos patrones no quiere decir que no tengamos principios. A continuación, se distinguen los tres niveles que señala Miller en las entrevistas preliminares y se desarrollan cada uno de ellas.

 Para dar cuenta de la puesta en forma del síntoma y de la entrada en análisis Fabiana va a establecer un contrapunto entre dos casos paradigmáticos diagnosticados por Freud ambos como una Neurosis Obsesiva. Antes de comenzar con el desarrollo de los mismos nos dirá que más allá de compartir un mismo un diagnóstico, los efectos que se producen en la dirección de la cura son completamente diferentes en uno y otro.

En el primero, “El hombre de las Ratas” (1909), se sitúa la instalación de la transferencia tras el relato del “gran temor obsesivo”, dirá Fabiana que ese goce autista, propio de la obsesión, se desplaza al Otro a través de la representación de un temor no deja dudas de que se trata de una neurosis. La docilidad del paciente ante las interpretaciones de Freud, dan lugar a las asociaciones que dialectizan la fijeza inicial de las representaciones e identificaciones que llevaban al sujeto a un periplo sin resolución. Por el contrario, en el segundo caso, “El Hombre de los Lobos” (1917-1919), escuchamos los obstáculos de Freud en la dirección de la cura señalando en primer lugar la disimetría que se estableció en los primeros años entre el pedido de curación manifiesto y la posición que toma el paciente en el curso del tratamiento respecto a su padecimiento. A diferencia del Hombre de las Ratas, que experimentaba las resonancias de las palabras y se implicaba en su mensaje, este paciente “escuchaba, comprendía, pero no permitía aproximación alguna”. Estaba “atrincherado” debiendo formular Freud un límite de tiempo para que comenzara el trabajo en análisis. Es en el segundo período del tratamiento, dirá Fabiana, que observamos un punto ciego en Freud constatando con su accionar las fantasías del paciente, el cual se ubicaba como hijo y heredero del padre del psicoanálisis. Estableciendo las diferencias entre un caso y otro respecto a la dirección de la cura para la puesta en forma del síntoma y la entrada en el dispositivo analítico, se resalta la honestidad intelectual de Freud. Podría pensarse a través de esta articulación que realiza Fabiana, que Freud nos enseña tanto en sus aciertos como en sus fallos al mostrarnos que por más consolidados que estemos en relación nuestros saberes, cuando no nos encontramos concernidos en nuestros puntos ciegos, ello obtura de manera poderosa nuestra posibilidad de lectura y por lo tanto nuestras intervenciones. Motivo por lo cual el análisis personal y el control de los casos es central en nuestra práctica.