Seminario del Campo Freudiano - Sección La Plata de la EOL

Seminario de Lectura de Jacques Lacan- Clase 5

Clase 5 – 24 de mayo de 2023

Reseña por Joaquín Piechocki

En esta clase se abordaron los apartados 1 y 2 del capítulo 8, del Seminario 5 de Lacan. La actividad fue dirigida por Verónica Escudero, con la participación de Germán Sékula.

Como contexto se mencionó que Lacan en 1958 escribió “De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis”. Allí subraya, como apertura de la clase de referencia, y a la manera de una hoja de ruta, “la importancia del significante en la economía del deseo; en la formación y en la información del significado”.

En el texto del seminario se mencionó el aporte que hace Sra. Pankow retomando a Bateson, quien introduce la noción de comunicación. Ella verifica la presencia del funcionamiento de un doble mensaje que nombra como double bind. Lacan recorta de sus dichos que “hay una palabra que funda el acto de la palabra”, no solo para destacar que se trata de un fenómeno de lenguaje sino también la diferencia sustancial que se presenta entre remitirlo a la “perspectiva de la personalidad” como propone Pankow y fundarlo en la falta de un significante en la propia significación.

Es en este marco donde se presenta la ley en el significante, que funciona como el Otro en el Otro, como la representación del Otro en el Otro. El significante Nombre del Padre autoriza el texto de la ley. Esta función tiene efectos sobre el código, por cuanto habilita la excepcionalidad, esa que funda el sentido nuevo. La transgresión del código lo aleja de su marcha de máquina y permite la aparición del deseo en la dialéctica del mensaje. Resulta que esta articulación es constituyente del sujeto.

El interrogante que se presenta en la clase es qué pasa en la psicosis a la luz de este funcionamiento.

Para producir una respuesta Lacan toma a Edipo y subraya que el Nombre del Padre es el padre muerto, que es símbolo del padre, significante esencial en el Otro. Define entonces al inconsciente como un espacio tipográfico, de escritura. El Nombre del Padre opera como definición primaria de este espacio y como articulador de significantes. Lo que se presenta cuando no está esta función es el desencadenamiento de la psicosis.

¿Cómo se ordena este funcionamiento en torno al grafo del deseo?

Para estudiar el grafo se toma a la satisfacción que se produce en el chiste. Lacan se remonta a la dialéctica de la demanda a partir del ego, para afirmar que nunca sucede (encuentro simultáneo y de identidad de los mensajes con el significante portador del deseo). Presenta entonces al significado que retorna a M como refracción en el Otro de lo portado en el mensaje, lo cual supone una dialéctica del deseo.

Es en el tropiezo de la comunicación donde se produce un reconocimiento del deseo en la lógica significante para hacer emerger satisfacción. Existe una condición necesaria, y es que en el Otro tiene que haber una función ordenadora y común: el Nombre del Padre.

En el grafo, el deseo del sujeto está articulado en el significante y se encuentra con el Otro, lugar del código pero también sujeto del código, donde se modifica y retorna, donde se crea una discontinuidad. El chiste muestra que ocurre en el Otro algo que es condición necesaria de toda satisfacción: que el sujeto sea escuchado más allá de lo que dice.

En clases anteriores, Lacan había presentado que es en la metáfora donde surge el sentido nuevo. Agrega que esta producción supone el fracaso del significante, en el reconocimiento de la dimensión del deseo ahí soportado. Aparece el Otro como sujeto, como se demuestra en la invocación a través del uso del pronombre . En ese acto de invocación se llama al significante primordial en el Otro, al significante de significantes.

Observando el grafo de la página 157, las líneas punteadas indican que el circuito significante que pasa por el Otro está roto. La causa es que el significante Nombre del Padre no está, y la ley se vuelve autónoma, produciendo el desencadenamiento de la psicosis. Como consecuencia se presentan dos resultados. Uno es la significación totalizante en la red significante del código, que produce certeza. En esta forma de significación, no opera la fuga de sentido. El otro resultado es la desarticulación del Otro del mensaje. Como no hay retorno del mensaje desde A, entonces no integra al tú, y no se incorpora al mensaje. Por lo tanto, no hay lo propio en el significado. Como síntesis del desarrollo, lo que funda la ley común, el Nombre del Padre, aparece como un punto de capitón, un nudo, dado por el reconocimiento del deseo. Si el Nombre del Padre deja de operar se produce una supresión del nivel superior del grafo, dejando como resto la dimensión pura de la red significante. El Nombre del Padre, como función que se instala en el sujeto (o no) autentifica, autoriza, aforiza, el uso distintivo de significantes que reconocen al Otro en la formación del significado y promueve la satisfacción a través del reconocimiento en la economía del deseo.