Clase 6 – 14 de mayo de 2023
Reseña por Ramiro Acuña
La actividad, dirigida por Verónica Escudero, contó con la participación de Silvina Molina quien desarrollo la clase haciendo un recorrido por los capítulos IX, X y XI, del Seminario 5.
Antes de finalizar el capítulo IX “La Metáfora paterna”, en la página 178, Lacan plantea la pregunta “¿Qué es el padre?”. A modo de introducción, Verónica comienza a desplegar las diferentes respuestas, como así también el esfuerzo de precisión hecho por Lacan, para responder que el padre, en el complejo de Edipo, es una metáfora. Entendiendo que una metáfora es un significante que viene en lugar de otro significante surge la pregunta ¿En lugar de qué otro significante viene a sustituir el padre? Sustituye al significante materno.
A partir de aquí, Silvina Molina comienza su clase distinguiendo dos maneras de abordar la metáfora paterna: desde una dimensión sincrónica y desde una dimensión diacrónica. Es en esta última donde podemos ir pensando los tiempos lógicos del Edipo.
En la previa a los tiempos del Edipo, en una prehistoria anterior al Tiempo Cero, nos encontramos con la sexualidad femenina y con el deseo de la madre. Tiene que ver con los pasos que van sucediendo en el deseo del lado femenino, cuando la madre del niño es niña. En relación a su deseo y lo que espera de él surgen una serie de decepciones. Se trata de una falta del lado materno y el hijo que viene a cumplir la función de ser aquello tan deseado durante toda su vida, aquel que viene a suturar esa falta. Este recorrido puede tener distintos accidentes que hagan que el deseo materno pueda estar o no. Cuando está, el niño se ubica en la falta materna y representa, momentáneamente, al falo imaginario. Pero, de lo contrario, ¿Qué sucede cuando no hay deseo materno?
Ahora bien, siguiendo con el desarrollo de los tiempos lógicos del Edipo comenzamos con el Tiempo Cero. Aquí se da la elección de la estructura y tiene que ver con la inscripción o no del Nombre del Padre. Una condición lógica y necesaria para el desarrollo de la estructura neurótica, pero no suficiente.
En el Tiempo Uno, desde el lado de la madre nos encontramos con el deseo materno y por el lado del niño con una saturación de ese deseo. Se produce una tríada en ambos lados: Madre-Niño-Falo Imaginario y Madre-Niño- X.
Esta x funciona como un enigma para el niño, así es como le surgen interrogantes como: ¿A dónde va el deseo de mi madre? ¿Tiene otro deseo?
Esto da cuenta de que ocurre una simbolización de la madre, es decir, se convierte en significante. Es la primera simbolización del niño y es el primer significante que funciona en un juego de presencia y ausencia.
Dentro de este tiempo también podemos desarrollar dos sub-tiempos. Un primer sub-tiempo en el cual podemos pensar en una entrada a la humanización del deseo. A partir de que el deseo de la madre se constituye como un enigma para el niño, este comienza a intentar de todas formas querer ser el deseo de la madre, es decir, busca ser el deseo del Otro. En un segundo sub-tiempo ocurre lo que Lacan llama “el paraíso de la dicha”, tiempos del don de amor y de su demanda. Hay un intento permanente por parte del niño de seducir y captar al deseo de la madre, ubicándose como señuelo de esa x.
En el Segundo Tiempo hace la entrada el padre imaginario, quien cumple la función de la prohibición, tanto para el niño al que frustra y separa, como para la madre en tanto la priva y la separa. Es una operación fundamental dentro del complejo de Edipo ya que de esta manera es como se da lugar a que opere la castración.
La inscripción del nombre del padre es la inscripción de una ley, como fue mencionado anteriormente. Se piensa como una condición necesaria pero no suficiente ya que aún faltaba quien haga cumplirla. En este tiempo nos encontramos con quien encarna la función de castrador, quien ocupa el lugar del padre imaginario. En caso de que esto no ocurra nos encontraremos frente a diferentes presentaciones clínicas.
Esto da cuenta de que hay dos momentos de elección de la estructura. En el Tiempo Cero, si hay o no inscripción del nombre del padre (neurosis o psicosis). Y en un Segundo Tiempo, donde se produce la operación de la castración y el sujeto puede consentir o no a esa ley (Neurosis si hay consentimiento o Perversión si no hay).
Llegando al Tercer Tiempo nos encontramos con la constitución de la metáfora paterna. Momento donde ocurre el sepultamiento del complejo de Edipo, por el cual el sujeto sale con un deseo propio orientado por su Ideal del yo, y provisto de las identificaciones paternas.