Clase 2 – 27 de marzo de 2024
Reseña por Carina Nuñez
Sebastián Llaneza comenzó la clase subrayando el término “método” en relación al título del Seminario “Introducción a un discurso sobre el método analítico. Expresó que la palabra método significa “camino hacia” y el “hacia” es lo que recorta un horizonte, un punto de llegada, así el método es lo que le otorga a la experiencia analítica un sentido de orientación.
Siguiendo a Lacan en “Variantes de la cura tipo” (1955), donde concibe la experiencia analítica como un camino, dando la idea de recorrido, habló del camino del psicoanalista, del camino de un análisis. En el Seminario 7, Lacan señala que cuando se recibe a un paciente se tienen que hacer unas cuantas preguntas que a su vez se intentan responder, para poder llegar a un diagnóstico situacional, al mismo tiempo, a medida que se avanza en las entrevistas, se tiene que identificar la estructura de ese sufrimiento. Así, en referencia al “hacia”, una vez discernido el diagnostico situacional y estructural, se presenta la siguiente pregunta ética, hacia donde quiero llevar a mi analizante, haciaa qué punto lo voy a conducir.
Cuando el practicante del psicoanálisis sabe hacia dónde va a llevar a su analizante y tiene una idea de cómo lo va a llevar, puede dar por sancionada la entrada en análisis. Los propósitos pueden ser diversos, en algunos casos el “camino hacia” puede consistir en la conversión del goce parasitario del síntoma, en un goce sublimatorio, en otros casos puede consistir en la reducción del dolor de existir para el advenimiento del valor fálico. En muchos casos el propósito consistirá en la construcción, atravesamiento y deslibidinización del fantasma. En otros casos basta con un arreglo mejor del goce pulsional y en otros lo que Lacan llama la identificación al síntoma con la garantía de una distancia como lo plantea en el “Seminario 24”.
Freud introducjo un nuevo discurso al que Lacan en el Seminario 17 “El reverso del psicoanálisis” va a llamar el discurso analítico. Es decir, un discurso donde se inaugura no solamente un nuevo lazo a la palabra sino un nuevo uso. Lo que introdujo Freud es un uso de la palabra separada de su significación, es un uso de la palabra que apunta a una disyunción entre el significado y el significante y a eso lo va a llamar inconsciente. Así, se fundó un nuevo lazo -siguiendo a Lacan- “inédito” a la palabra, donde el uso radicará en separar a esa palabra del significado. Definir al psicoanálisis por la positiva es definirlo como una experiencia que inaugura un nuevo lazo con la palabra.
Desde la óptica del analizante, se trata de una experiencia como registro de un hecho vivencial; del lado del practicante, de una práctica que intenta abordar lo real del goce pulsional por medio de lo simbólico, de la palabra.
Ahora bien, si el goce pulsional forma parte del registro real y la palabra del registro simbólico, dos registros diferentes, ¿cómo se incide en el goce pulsional con un elemento que pertenece a otro registro? Algo tiene que tener en común para que se pueda incidir. Como punto de partida no tienen nada en común, son heterogéneos, pero el psicoanálisis produce un elemento que los conjuga, que los une. Eso, cuando ocurre, es por medio de la interpretación. Y eso es lo que inventó Freud, porque esa interpretación es el inconsciente. Cuando Lacan habla de práctica dice “el inconsciente no es, no existe, se puede hacer existir por medio de la interpretación, logrando que el deseo del analista se anude al deseo del analizante, causando un deseo de psicoanálisis. Por eso es en transferencia.
El docente subrayó que el único inconsciente que existe en el psicoanálisis como práctica, es el inconsciente transferencial, de lo contrario no sabemos cómo operar, como lograr conjugar esos dos registros, simbólico y real, palabra y goce pulsional.
Las palabras dichas que dejaron marca son significantes amo. Entonces en el discurso del inconsciente son S1 que están en el lugar del agente, palabras fundamentales que marcan nuestra existencia, Miller ubica aquí el enjambre de S1, del inconsciente real, los “Uno” que fueron extraídos del enjambre y marcaron el cuerpo. Estas marcas fundamentales producen dos efectos, el efecto negativo es la escritura de un agujero. Cuando el significante afecta el cuerpo escribe un agujero. Por el hecho de tener que aprender una lengua del medio circundante me traumatizo, es decir que esas palabras producen heridas que pasan a ser un significante amo, un significante fundamental. El sujeto queda, a partir de allí, absorbido por esa marca. Entonces, el primer efecto es el agujero, la escritura de un agujero. El efecto positivo es que sobre ese agujero viene un goce. Son las dos vertientes del significante trabajadas por Lacan en el Seminario 20, por un lado, dice, el significante mata el goce de la vida y por otra, causa el goce pulsional. El significante golpea la carne, produce una pérdida del goce de la vida, agujero y lo que viene a compensar es goce pulsional, a esto Lacan en su primera enseñanza, lo llama identificación primordial.
En consecuencia, se necesita darle un tratamiento a ese goce pulsional y para esto se requiere un significante par, el significante par es el nombre del padre, el S2 que introduce una elucubración de saber sobre el S1 y de ese se goce se extrae una porción, un menos, una negativización del goce, en donde extraigo el objeto.
Miller llama al S1 el inconsciente amo, quien gobierna el modo de gozar de cada quien, imperativo de goce. Al S2 lo va a llamar inconsciente trabajador. El inconsciente en el lugar de la verdad, lo que Miller llama el inconsciente sujeto, el inconsciente hiancia, el inconsciente del sujeto indeterminado, el que se presenta en un lapsus, allí donde hay discontinuidad en lo que se venía hablado. Lo que se intenta producir en un análisis no es el inconsciente sino el sujeto del inconsciente y eso se produce en transferencia.
Llaneza señaló que algo de la significación tiene que estar agujereado, algo de esa significación que no cierra, que se le vuelve un enigma, tiene que estar presente desde la primera entrevista. El síntoma es un fenómeno que por un lado hace sufrir y por otro aloja una significación desconocida, por eso se lo lleva al Otro creyendo que va a dar esa significación. El síntoma se va a volver analítico si la respuesta es analítica. Así, la intervención analítica debe producir en esa significación desconocida una pregunta, una pregunta que esa persona jamás se hizo, que divida al sujeto.
Finalmente, el docente habló sobre la caída de las identificaciones en un análisis. Señaló que un sujeto, en los tramos finales de su análisis, dejará de abonarse al inconsciente si logra hacer con los S1 algo diferente a interpretarlos. Eso supone estar desidentificado, pero no sin haber pasado por la identificación. Al final del análisis, se trata de “una identificación al síntoma, con la garantía de una especie de distancia”.