Seminario del Campo Freudiano - Sección La Plata de la EOL

Seminario Introducción a un discurso del método analítico- Clase 6- 2024

Clase 6 – 19 de junio de 2024

Dictada por: Sebastian Llaneza

Reseña por Laura Pascuccio

En esta oportunidad Sebastián Llaneza nos invita a compartir su lectura del texto de J.A Miller ¨Sutilezas Analíticas¨ -establecido a partir del curso dictado en París en los años 2008 y 2009-. Se detiene en el Cap. 7 titulado: ¨Tres modalidades del análisis¨ mencionando que Miller propone pensar que la experiencia analítica podría ser escandida en tres tiempos e identifica en cada uno de ellos, un modo de trabajar en el análisis:

  1. Primer momento: los análisis que comienzan;
  2. Segundo momento: los análisis que perduran.
  3. Tercer momento: los análisis que finalizan, los que terminan e inclusive los análisis que se interrumpen.

A cada uno de estos tiempos, Miller lo llama ¨Modalidades¨ para dar cuenta que el modo de análisis es distinto en cada una de estas escansiones; la posición del analista en la transferencia va a ser distinta en la clínica de los inicios, en los análisis que perduren y en los que finalizan; y si lo pensamos del lado del analizante, podemos decir que no nos analizamos de la misma manera en los análisis que comienzan, en los que perduran y en los que finalizan. la posición del analizante también es distinta en cada una de estas escansiones. Se trata de tiempos lógicos, no cronológicos, ni factibles de estandarizar.

Miller plantea que en cada uno de esos momentos, conviene situar distinciones a trabajar en el análisis:

– En el comienzo de un análisis es importante sostener la distinción Conciencia – Inconciente. Apunta a distinguir el Yo, del Sujeto del Inc. Es decir que hay que tratar en un análisis que comienza, de desplazar el discurso del yo, al Sujeto del Inc. Si el Yo, es aquel que habla sujetando sus palabras a la voluntad de decir, ese Yo del Narcisismo que habla, hace uso de la palabra para comunicar, desde el lugar de ser ¨dueño¨ de sus palabras, ser dueño de lo que dice; mientras que el Sujeto no habla, es hablado y se manifiesta esto por sus tropiezos, lapsus, traspies. En el lapsus se produce una discontinuidad en el discurso yoico y en ese corte se introduce la posibilidad de atrapar algo de ese Otro que habló allí (Inc) . En los análisis que comienzan de lo que se trata es de generar el desplazamiento discursivo del yo al sujeto. Pasaje de la Palabra al Significante.

Ya en las primeras entrevistas intentamos hacer una vaciamiento de sentido, pasando la palabra al campo del significante, dependerá si el analizante lo toma, lo pesca o no. Empujar a que ese Inc se ejercite, apunta a histerizar el discurso y eso responde al deseo de analizar. Por ej. uno extrae una palabra que pudo escuchar en la primera entrevista y la va empujando a otro tipo de registro, porque es también el pasaje de lo imaginario a lo simbólico.

Miller en esta clase 7 habla sobre ir ¨de lo amorfo a la formalización¨, lo ¨amorfo¨ porque eso no cuenta todavía con la intervención del analista. Para que eso tenga forma, tiene que estar incluida la intervención del analista. Y lo que incluye el analista, es el Significante que puede ser hasta una misma palabra (del discurso del yo del paciente) hecha significante. Y ahí ya estamos situando un S1.

– En los análisis que perduran, – que sería la segunda modalidad- para Miller conviene hacer la distinción entre el Saber y el Goce. Sebastian Llaneza aporta su lectura al mencionar que a medida que se avanza en el análisis, – no es que no se trabaje más con el pasaje de la palabra al significante- pero hay algo del uso que se hace del significante en este tiempo, que nos conduce más hacia el objeto. Entiende a esta distinción entre saber y goce como el Pasaje del Significante al Objeto. En el caso de un obsesivo por ej.

-en la perspectiva significante- podemos encontrar el ¨hacerse pedir.¨ El obsesivo que se puede convertir en un soldado, armarse un montón de demandas y llevar la mochila de las respuestas para cada una de ellas. Sostiene Llaneza que, hay un momento en que esa misma operación que es ¨Hacerse demandar¨ puede ser leída en términos de objeto pulsional. En este tiempo la manera de acceder al goce pulsional, no es por la vía de la lógica, sino que empieza por la vía de la gramática pulsional – (recuerda la gramática pulsional de Freud: pegar,-pegarse-hacerse pegar) – empezamos a recorrer la Gramatica pero lo interesante es que en la gramática, todavía esta el Otro. Que como todo neurótico pensamos que el malo es el Otro y nos damos cuenta en el análisis que ¨el malo¨ es el propio goce, el aparato de goce, y cómo actuamos en función de ese aparato de goce. Entonces vendrán millones de intervenciones tratando de equivocar esa gramática hasta que el Otro se va vaciando y se pueda pasar a la lógica. Esto ya es del orden de la construcción del Fantasma.

Uno sabe de su caso, hay una ganancia de saber sobre la perspectiva del objeto. El fantasma, ya implica el vaciamiento del Otro, no puede haber construcción del fantasma si no hay deconstrucción del Otro.

– En el tercer tiempo, sitúa los análisis que finalizan ubicando los movimientos para hacer del objeto una Letra. ¿Cómo del objeto hacemos una letra ? y que eso tenga finalmente una localización que nos permita saber ¿qué nos determina?. En la neurosis hay pura indeterminación; ¨no sé qué quiero, no sé lo que puedo, lo deseo pero no puedo ¨ en este último tiempo habría la posibilidad de una escritura a nivel de la letra pero que surge a partir de la localización del objeto como consistencia lógica. Es el objeto ya del fantasma, no exclusivamente de la gramática pulsional. El objeto de la lógica implica el vaciamiento del Otro, es sin Otro.

Cabe aclarar que aunque Miller formalice linealmente estas escansiones en el recorrido analítico, esta por fuera de la idea de progreso. En este sentido, Sebastian Llaneza advierte respecto a los riesgos que conlleva pensar que el análisis se pueda formalizar en una perspectiva evolutiva que se emparenta al Ideal.

Sebastian Llaneza ofrece su lectura respecto a que Lacan entre los años 53’ hasta el 67’ sostiene una perspectiva lineal del análisis que genera pensar a cada solución como un franqueamiento. Así puede leerse en el Seminario 10 cuando hace una relectura de los esquemas ópticos, retomando el Estadio del Espejo:

En ese momento pone mucho énfasis en el espejo plano donde se sostiene la idea de Otro. ¨Un análisis si se conduce en los buenos términos, debe producir un vaciamiento del Otro, cambiando la posición del espejo plano de vertical a horizontal, confrontando al sujeto con lo Real. Hay un pasaje, yo puedo pasar de tener una imagen virtual de lo Real a confrontarme con lo Real, encontrarme con lo Real es un Franqueamiento es un Atravesamiento¨. Lacan dice que allí cada quien confrontado con su Real tendrá que hacer una elección. Porque ese Real es el objeto (a) causa de deseo, es el objeto que siempre escondemos, el que nos causa horror de saber. Entonces ese pasaje implicaría reconocer mi Real, una Transmutación Subjetiva, un cambio en la posición del sujeto, cambia la relación que ese sujeto tiene al Otro, cambio acompañado de un vaciamiento de su Otro, operación de descompletar.

Esta misma lógica que se presenta en las ¨Observaciones sobre el informe de Daniel Lagache¨, leído por Lacan en el Seminario 10 es la misma lógica con la que Lacan piensa el Dispositivo del Pase.

Llegado a este punto Llaneza sitúa que la idea de ¨pasaje¨ hace pensar en la perspectiva lineal que ¨evolucionamos¨ pero ubica que dicha perspectiva se sostuvo en Lacan hasta el año 67 y luego cambia.

Lacan pone en cuestión en su última enseñanza lo que pensó respecto al Atravesamiento, así dirá en el Seminario 24: ¨no hay progreso porque giramos en redondo¨.

A medida que uno se analiza, que se sostiene la hipótesis del Inconciente, se empieza a pensar con otra topología. Sebastían Llaneza propone hablar de una Topología Tórica, Circular, no lineal, por fuera de una perspectiva idealizante que conlleve una meta a alcanzar. ¨Avanzar¨ en el análisis es ir identificando aquello que va siempre al mismo punto, eso que tiene una forma singular en cada uno de nosotros. Ya en ¨El Ultimísimo¨, Miller podemos decir que se orienta en las formalizaciones, más por el Síntoma que por el Fantasma. Porque el fantasma es algo que nosotros podemos atravesar en la experiencia analítica, pero, el síntoma no, el síntoma no es franqueable, por eso lo llamamos incurable. Con eso es cada vez, vueltas y vueltas y vueltas.

Eso que vuelve una y otra vez es lo que llevó a Lacan en la Conferencia ¨Sobre la Experiencia del Pase¨ a decir: ¨Me la paso pasando el pase¨.

Concluyendo el encuentro, Sebastian Llaneza nos ofrece la posibilidad de pensar el recorrido de un análisis como una Travesía, en lugar de un franqueamiento.

Se recortan del intercambio con Paula Vallejos y Mariela Lorenzi algunas preguntas:

¿Cómo entendemos la posición analítica que ganamos a través de nuestros análisis? ¿Cómo se opera con ese vacío? ¿Cómo se da cuenta de esto en la propia clínica?