Clase 13 – 11 de octubre de 2023
Reseña por Verónica Escudero
Cap. 24: Transferencia y sugestion y Cap. 25: La significación del falo en la cura
En la clase participamos Andres Dick y yo. Comenzamos poniendo de relieve que Lacan empieza el capítulo 24 anunciando que nos adentraremos en el campo de la llamada segunda tópica, y que lo haremos luego de haberle devuelto la dimensión que tienen las formaciones del inconsciente, que es la única manera de no extraviarnos.
Con la segunda tópica se refiere especialmente a las funciones del yo, para lo cual toma las tres identificaciones freudianas. Allí Lacan agrega que va a ubicarlas en el esquema que viene trabajando. Cabe destacar que Lacan no ha largado el grafo a lo largo de todo el Seminario, y hace un trabajo de ir ubicando allí todo los temas que viene abordando. En este caso, veremos como ubica transferencia y sugestión, pero para arribar a ello nos aclara que el esquema tendrá un valor de “mediación”, de articulación entre las formaciones del inconsciente y lo que a modo de tópica se desprende de ella.
Con esta introducción Andrés tomó la palabra para ubicar lo que él entiende que da continuidad a estas clases con lo que hemos venido viendo en clases anteriores:
“la cuestión del deseo en su relación con las estructuras neuróticas, histeria y obsesión, ya que de esta dialéctica se configuran los conflictos de dichas estructuras. En la histeria como el deseo insatisfecho y en el obsesivo como imposible, ubicándose en el grafo del deseo en el piso superior con el encuentro de S de A tachado”.
Andrés ubicó así en el corazón del grafo y del tema de la transferencia y sugestión la cuestión del deseo, y las diferentes estrategias del neurótico frente al mismo, cuestión que Lacan aborda más adentrado el capítulo.
Para avanzar en el desarrollo de la clase, Lacan pone el acento en la segunda identificación freudiana, que se produce en la vía de una regresión, como sustitución de un vínculo amoroso, por una introyección del objeto en el yo. Esta es la cuestión esencial: como se pasa desde el amor por un objeto hasta la identificación resultante. Es la cuestión esencial porque Lacan compara esta identificación freudiana, con ser o tener el falo.
Recuerda también la relación de la demanda de satisfacción de una necesidad y su relación al significante, y el efecto de esta articulación con lo que surge como demanda de amor.
Esto nos ayudó a situar en las líneas del grafo los dos horizontes de la demanda: la parte articulada, y lo que está más allá, lo que surge en un plano superior como demanda de amor. Estos dos aspectos, que pueden correlacionarse con el piso de la sugestión y el de la transferencia, se separan por una cuestión topológica, pero se superponen en la práctica. Recordemos que la demanda de amor es demanda de presencia, es la que simboliza al otro. Puntualizaciones que nos ayudaran a pensar la transferencia
Con esta superposición y separación de los horizontes de la demanda Lacan va al tema del capítulo, que es el de la transferencia y la sugestión. Esta paradoja situada así es lo que da el resorte a la transferencia.
En tanto el analista está en el lugar del Otro al que se le demanda, la sugestión se instalará por esa esa misma vía. La demanda puede ser variada. Pero el analista debe preguntarse por esta demanda para saber en que momento puede responder, pero esta respuesta se enmarcará desde la transferencia, y será un movimiento de la sugestión. No se puede negar que se hace uso de ella, pero nunca como el uso del poder que da. También nos advierte que operar desde la sugestión nos deja sin salida, se arma un circuito infernal.
Lacan desarrolla estos puntos del movimiento entre la sugestión y la transferencia, en las páginas 436 y 437.
Esta es la primera definición de la transferencia para subrayar: la transferencia nunca es el uso del poder de la sugestión, siempre se instala en el más allá de la sugestión, en el lugar del amor, donde la demanda funda al Otro, y será luego donde ubicará al objeto del amor.
Otra cosa que se pudo situar es que en el análisis transferencia y sugestión deben quedar separadas, y para eso la abstención del analista es una posición “conveniente”. Pero si esto se sostiene es por la estructura misma del deseo, que se resiste a quedar reducido a la línea de la sugestión.
Lo que resiste es el deseo, el deseo de deseo. Por eso hay que mantener el sujeto dividido. No importa la “cantidad” de deseo sino situar al sujeto en relación al deseo. Toda la cura puede orientarse en esto, en situar al sujeto respecto del significante fálico, es decir más allá de su demanda.
Desde esta referencia se articuló la clase siguiente, el capítulo 25 que lleva por título “La significación del falo en la cura”.
Apoyado en el grafo se pudo ubicar como todo lo que es del orden de la transferencia pende de la línea Fi mayúscula que es el fundamento del efecto significante en la economía subjetiva. La transferencia interviene ahí, aunque puede reducirse a la articulación, es en esa zona del d (deseo) donde se da la transferencia. Esa zona del deseo que es efecto de lo que está articulado, pero no es articulable. Esto esta implicado en lo que se revela en el análisis.
El desarrollo estuvo acompañado de los comentarios de los participantes, dando una dinámica de intercambio y aportes de otras lecturas en el marco de SCF, colaborando con un clima de conversación.