Seminario del Campo Freudiano - Sección La Plata de la EOL

Reseña Seminario Avanzado: Leer Aún- Clase 6

Clase 6 – 9 de septiembre de 2023

Reseña por Anabela Bracco

En este encuentro contamos con la presencia de Ana Cecilia González -Miembro de la EOL y de la AMP- quien propuso trabajar la noción de cuerpo en torno a las clases IX y X del Seminario 20, Aún, situando que la pregunta por el cuerpo Aún vuelve una y otra vez.

En primer lugar, tomando la clase IX: “Del Barroco”, situó el contexto amplio en el que Lacan dictó su Seminario 20: el giro corpóreo de la segunda mitad del siglo XX. El espíritu de aquel tiempo sostenía una sólida creencia en el ser del cuerpo (al igual que en la época contemporánea lo hace el capitalismo en su articulación con las tecno-ciencias). En ese tiempo se resaltaba un desborde, una obsesión por el cuerpo tanto artística como académica. Lacan intentó desmantelar esa creencia recurriendo a la articulación entre la ciencia aristotélica tradicional, “lo que nos brinda el discurso analítico, a saber, el inconsciente”. (p. 127) y el cristianismo. Ana Cecilia señaló la ironía contemporánea de Lacan al referirse a “los milagros del cuerpo”, en tanto cuerpo cerrado que se basta a sí mismo.

Ubicó 3 afirmaciones fuertes de Lacan, que dan cuenta de 3 líneas de trabajo, torsiones e inversiones a partir de las cuales sugirió algunas referencias de lectura:

  1. Del barroco al porno[1]
  2. El empuje al silencio de la neuroimagen: de la sustancia gozante al intento loco de callar esa sustancia. Cuerpos en tanto fraternidad y el efecto de los sistemas de segregación[2]
  3. La Unidad: yocracia, yoización performativa. “Yo digo, yo soy”. El Yo digo da la materialidad del cuerpo. Una identidad aplanada entre el dicho y el decir: yo soy lo que digo hoy.

De esta manera, hizo especial hincapié en situar el error de la ciencia proveniente del pensamiento de Aristóteles, al dar por sentada la equivalencia del pensamiento y de lo pensado, es decir que el ser piensa (embrutecimiento conductista). Lacan denunció la vergüenza de la ontología y la desmanteló para limpiar al psicoanálisis de ella. Así se desplazó al orden del Uno, de la ex­-sistencia. En este punto se recomendó la lectura del nuevo libro de la COL: El Uno en la experiencia analítica[3]. Asimismo, Ana Cecilia mencionó algunas otras referencias que constituyen antecedentes en la obra de Lacan: en el Seminario 14 y 16 el modo en que Lacan situó al Otro como el cuerpo y el vaciamiento del ser que trabajó en el Seminario 19. Una vez situado y vaciado el Uno, en el Seminario 20 Lacan volvió a pensar la relación con el Otro.

Por otra parte, ubicó lo que Lacan introdujo respecto del Inconsciente: “…el inconsciente no es que el ser piense (…) el inconsciente es que el ser, hablando, goce y (…) no quiere saber nada más de eso”.(p. 128). El ser no es que piensa, el cuerpo habla. Nos remitió a la “Conferencia de Ginebra sobre el síntoma”[4] donde se esbozó la idea de que el ser piensa con palabras, resaltando el encuentro de las palabras con el cuerpo. Señaló respecto a la formación analítica la importancia de ganarle terreno al horror al saber, marcando la contradicción freudiana en relación a que “no hay deseo de saber”.(p. 128).

Señaló la posición de Lacan “más bien del lado del barroco” (p. 130), como el arte que acompañó el ascenso de la ciencia moderna, ofreciendo otra noción de cuerpo y de verdad. A diferencia de la ciencia clásica -que creía en un cuerpo cerrado con un saber que se bastaba a si mismo sobre el cual se apoyaba el ser, el alma-, con la ciencia moderna de Descartes se introdujo un cuerpo descomponible, que pierde consistencia y se vuelve sede del goce (metáfora del cuerpo como reloj). Un cuerpo que dejó pasmada a la ciencia clásica. “El cuerpo es algo que debería causar pasmo” (p. 133). En relación a este punto, retomó la pregunta de Lacan sobre qué afecta al cuerpo, cuando el sujeto se tacha (sujeto tachado, sujeto del inconsciente). “¿Qué relación puede haber entre la articulación que constituye el lenguaje y un goce que se revela como sustancia del pensamiento (…)?”(p.135). Ubicó así la incidencia del significante en el cuerpo, el encuentro del significante que marca el cuerpo e introduce goce (sustancia gozante).

Continuó resaltando del apartado 4 del capítulo, el interés de Lacan por el cristianismo y su arte: el barroquismo. Respecto de Cristo, se subrayó su valor en la encarnación en un cuerpo y en la comunión como incorporación -pulsión oral-. En relación al arte barroco, se señaló la obscenidad y la extravagancia del mismo, en tanto mostración y exhibición de cuerpos que evocan y esbozan goce, dejando fuera de campo la copulación, “como lo está en la realidad humana, a la cual sustenta, empero, con los fantasmas con que está constituida“. (p. 138).

En este punto Ana Cecilia introdujo la diferencia del barroco con el porno. Este último atrapa el cuerpo haciendo existir la cópula, la relación sexual. De allí el embrutecimiento, la intrusión y el forzamiento del mismo. Aquí articuló la perspectiva del amor que Lacan introduce en Aún, como el modo de hacer entrar al Otro en ese embrutecimiento, produciendo una vacuidad semántica.

Subrayó el agujero que Lacan llamó el Otro, como el lugar donde la palabra depositada funda la verdad y el pacto que suple la inexistencia de la relación sexual. Asimismo, señaló que el discurso no está reducido a partir solo del semblante. Señaló la hiancia, el surco “inscrito en el estatuto mismo del goce (…) del cuerpo, en el ser que habla, es algo que brota de nuevo a través de esa cascara (…) que es la existencia de la palabra. Donde eso habla, goza (p. 139) y no sabe nada”.

Señalando que Lacan ubicó su propio discurso del lado del barroco, Ana Cecilia dejó planteada una pregunta: ¿En qué nuestra práctica puede decirse barroca?

De esta manera, resaltó de la clase X: “Redondeles de cuerda” algunos puntos. En primer lugar, ubicó cómo Lacan recurrió a la herramienta de los redondeles de cuerda para armar ese cuerpo que habla, en tanto un cuerpo diferente al aristotélico. “el análisis se distingue entre todo lo producido con el discurso hasta entonces, por enunciar lo siguiente, hueso de mi enseñanza: que hablo sin saber. Hablo con mi cuerpo, y sin saber”.

En cuanto a la función del Uno y la función del Otro, se resaltó que el Uno es algo que se mantiene, que se cuenta sin ser, no está allí sino para representar la soledad, no se anuda con nada de lo que al Otro le parece sexual. El Otro no se adiciona con el Uno, se diferencia de él. “Pues el Otro (…) es el Uno-en-menos”. (p. 157). “Ese Otro, en tanto se inscribe en él la articulación del lenguaje, es decir, la verdad, el Otro debe estar tachado (…) uno-en-menos. El S(A)”.

Por último, se subrayó un real compatible con el discurso analítico, un real que no tiene nada que ver con el real del conocimiento tradicional. Se trata de lo real, en tanto misterio del cuerpo que habla, misterio del goce. Goce que hace objeción -tropieza- a la relación, a la unión ser-pensamiento. El misterio del inconsciente. Somos juguetes del goce. De esta manera, “la economía del goce sí que es algo que no tenemos (…) al alcance de la mano (…) A partir del discurso analítico se vislumbra que, acaso, tengamos alguna posibilidad de encontrar algo al respecto, de cuando en cuando, por vías esencialmente contingentes”. (p. 141).

Para finalizar el encuentro, Ana Cecilia dejó planteada alguna respuesta posible en relación a lo barroco de la práctica analítica. El barroco descentra, introduce y genera vacíos, saliendo de la universalización del todo. De allí la extravagancia que el psicoanálisis comparte con el barroco, puesto que la extravagancia del discurso analítico es producir un vacío en una época que lo forcluye totalmente.


NOTAS

  1. Miller, J.-A. (2014). El Inconsciente y el cuerpo hablante. Conferencia pronunciada en la clausura del IX Congreso de la Asociación Mundial de Psicoanálisis (AMP). 17 de abril del 2014. París.
  2. Laurent, E. (2016). El reverso de la biopolítica, Buenos Aires. Grama.
  3. AA.VV. (2023). El Uno en la experiencia analítica. Lecturas del Seminario 19: … o peor. Colección de la Orientación Lacaniana. EOL. Buenos Aires. Gramma Ediciones.
  4. Lacan, J. (1975). Conferencia en Ginebra sobre el síntoma. Pronunciada el 4 de octubre de 1975 en el Centro Raymond de Saussure en el marco de un fin de semana de trabajo organizado por la Sociedad Suiza de Psicoanálisis.