Clase 12 – 4 de octubre 2023
Soluciones singulares ante lo imposible. Invenciones III
Reseña por Carina Nuñez
El tercer encuentro de la serie “Soluciones singulares ante lo imposible. Invenciones” estuvo a cargo de Josefina Altschüler quien propuso un recorrido por las diferentes versiones del padre para preguntarnos que funcionó o qué funciona como NP en cada caso; a su vez brindó lineamientos para poder pensar la clínica con niños y adolescentes y las consultas en la actualidad y cerró la cita con una viñeta clínica, dando luego lugar al intercambio.
Propuso partir del padre como una orientación en la clínica y desde allí retomar los lineamientos en la enseñanza de Lacan que sintetizó en un recorrido que va desde una concepción restringida de la forclusión del NP -para pensar la psicosis- hasta la forclusión generalizada planteada en la última enseñanza.
Señaló que Lacan, -intentando ordenar en la época de la primacía de lo simbólico lo que venía del pos-freudismo en una proliferación imaginaria– ubicó el significante del NP para intentar encontrar una lógica respecto de la causa de la psicosis. En esa lógica, el significante del NP es aquel que en el Otro del código viene a promulgar la ley. También señaló que ya en este momento Lacan ubica un “más allá” que tiene que ver con la dimensión de la satisfacción, para que el deseo se deslice en la cadena significante tiene que haber un Otro que pueda alojarlo en “una ley que particulariza”.
Se detuvo en la concepción de la metáfora paterna como la operación que tiene a su cargo el NP. Donde se ubica una ausencia para el padre, en ese nombrar, esa metáfora viene a darle una significación a la pregunta enigmática del deseo materno, de un deseo que puede resultar feroz (Seminario 17). En un primer tiempo del Edipo, el niño de alguna manera se satisface con su madre tomando la identificación imaginaria del falo.
Luego, con el viraje de 1963, marcó un más allá de Edipo; Lacan pluraliza los NP y con esta operación los vacía, los relativiza, y los funcionaliza, es decir que distintos elementos pueden venir a ocupar la función el NP.
En el Seminario 20, Lacan va a ubicar al padre en las fórmulas de la sexuación como excepción, como que existe un “x” que no es “Fi de x” y la articulación entre el goce femenino que va más allá de lo fálico, que lo excede.
Luego, en R.S.I, el padre aparece en la per-versión, un padre perversamente orientado, que es aquel que enlaza un hombre a una mujer, aquel que hace de una mujer el objeto a causa de su deseo y así puede ser merecedor del amor y respeto de los hijos, hijos que no necesariamente son biológicos, son los objetos a de esa mujer.
Por último, dos funciones más que tienen que ver con el pasaje del NP al acto en relación al padre que nombra. El padre que nombra tiene la función de la nominación que no solo viene del padre, sino que puede venir de una función social, un modo que algunos sujetos encuentran para anudarse en el sinthome y la función que cumple como cuarto nudo en relación al sinthome.
En un segundo momento, Josegina se detuvo en “Nota sobre el niño” para responder a la pregunta por la familia. Allí Lacan ubica el estatuto de la familia como un residuo de la evolución de la sociedad, quien tiene una función de transmisión es la introducción del lenguaje, de la demanda, del deseo. Dos modalidades sintomáticas son ubicadas por Lacan, el niño como síntoma de la verdad de la pareja parental y el niño como objeto a del fantasma materno. Lacan va a decir que el niño ofrece su cuerpo, viene a este lugar de objeto a, facilitado muchas veces por los síntomas somáticos.
En esta línea retomó el término parentalidades para caracterizar las distintas modalidades del parentesco en la actualidad deteniéndose en un señalamiento de Laurent: el niño está ubicado en nuestro tiempo como lo real del delirio familiar, delirio no habla de locura sino de elucubraciones, de modos de decir que conllevan el goce en relación al lugar que el niño adquiere. El niño tiene el lugar de objeto a, ya sea como esa estrella maravillosa o como desecho.
En cuanto a las presentaciones actuales en la clínica de niños Altschüler expresó que no aparecen necesariamente de la mano del malestar del niño, sino muchas veces de las molestias que ocasiona en relación a lo que se espera de su comportamiento. En función de lo que los padres googlean, de lo que circula entre los docentes, etc., llegan a las consultas niños etiquetados, así habrá que hacer lugar, ser dúctiles, no sin incidir, se trata de ubicar ciertas transformaciones en los goces.
Por otro lado, Josefina señaló como otra vertiente fundamental el intercambio con otros discursos. Hablar la lengua del Otro, nos permitirá intercambiar, dialogar y de esa manera subvertir algo en la vía de hacer un lugar para ese niño.
A su vez, destacó el valor de uso que cobra en la práctica un analista, una herramienta que sirve para alojar, para hacer lugar a las invenciones que cada niño puede darse. Un niño que se encuentra entre enunciado y enunciación, Lacan expresa que algo del niño está por venir, no está cristalizado. De eso no cristalizado, Miller señala que de la mano de un analista que pueda operar como S2 puede acontecer un “milagro” sobre el niño, así un niño aplastado por el S1 podrá “renacer”.
Sobre el final de la clase, Josefina realizó la presentación de un caso de su práctica que tituló “Letra y música”[1], dando un marco práctico a la teoría compartida en el encuentro.
NOTAS
- Altschüler, J.: “Letra y música”, La clínica lacaniana, Segundo Coloquio Seminario de la Orientación Lacaniana en la ciudad de La Plata, MOL, 2013.
