Clase 11 – 20 de septiembre 2023
Soluciones singulares ante lo imposible. Invenciones II
Del tipo clínico a la singularidad
Reseña por María Florencia Vera y Milagros De Andres
En este encuentro recibimos a Soledad Salvaré, quien recortó de la clínica estructuralista los tipos clínicos, y tomó de la clínica del sinthome la singularidad
Comenzó ubicando la clínica estructuralista ordenada a partir de la presencia o ausencia del Nombre del Padre. Dicha perspectiva distingue en un nivel universal dos estructuras: neurosis y psicosis; y en un nivel particular, distintos tipos clínicos, donde lo singular queda conceptualizado como aquello que no se puede subsumir a una clase o a un universal. A continuación, Soledad retomó los aportes de Miller en Sutilezas analíticas en relación a la clínica del sinthome, como una clínica no estratificada que, a diferencia de la clínica estructuralista, apunta al punto de singularidad de cada ser hablante, al modo de gozar que no puede ser clasificado.
Entonces, se preguntó ¿Qué uso hacemos de las clasificaciones? ¿Cuál es la utilidad de las mismas?
Para comenzar a abordar este interrogante se sirvió del aporte de Miller en “El ruiseñor de Lacan”. Allí éste afirma que las clases con las que trabajamos son semblantes, cuyo fundamento no reside en lo real ni en la naturaleza, sino en la conversación entre los practicantes.
Así es como el autor establece otro universal, un universal negativo, “no hay relación sexual”. Ante la falta de programación sexual, el ser hablante tiene que inventarse una forma de responder. A su vez, ese agujero en la estructura es el punto por donde irrumpe el goce. De este modo, hay una dimensión del sujeto que se presenta por fuera de toda clasificación y, en este sentido, Soledad se refirió a aquello que representa una “laguna” en la clase. Frente a ello se localiza el síntoma como un intento de respuesta, la regla propia de cada sujeto según la cual se distribuye su libido.
En esta vía, el diagnóstico es caracterizado como el arte de juzgar un caso sin regla y sin clase preestablecida. Por ende, entre el tipo clínico y la singularidad hay una relación a establecer. En sintonía, tomó una indicación de Marina Recalde quien sugiere “prescindir del tipo clínico a condición de servirse de él”. Se preguntó entonces: ¿Cuándo servirse y cuándo prescindir? Ese es el desafío con el que nos confrontamos en la práctica.
A continuación, Soledad tomó un caso clínico de G. Albanese, “El dolor de existir”, para reflexionar sobre el tipo clínico, en este caso de melancolía, y en el uso que se hace de las clasificaciones. Para ello se sirvió de tres escansiones: la melancolía como tipo clínico (su presentación y “desenganche”), la clínica bajo transferencia y las invenciones en tanto soluciones singulares de la paciente.
Con relación al tipo clínico se abordó el texto freudiano “Duelo y melancolía” para plantear los rasgos patognomónicos de la melancolía. Se ubicó la rebaja del sentimiento de sí en el delirio de insignificancia, caracterizado con la célebre frase “la sombra del objeto recae sobre el yo”, donde el sujeto se identifica con el objeto como desecho. Esto nos llevó a pensar en la segunda escansión, donde Soledad relató las maniobras de la analista. En este caso, al delirio de insignificancia “hasta mis palabras son una aberración”, punto más álgido de melancolización, al que se responde con el deseo del analista, introduciendo un corte en la sesión y, a su vez, un límite al goce mortífero. Es a partir de este punto que se produce un movimiento, el cual va del estrago materno -fijada a los dichos insensatos de una madre que mostraba todo el tiempo el horror-, a una vuelta por el padre -consintiendo al no todo materno-. Precisamente, es gracias a dicho movimiento que se habilita aquello que Soledad recortó como tercera escansión, destacando el lugar de la invención donde la paciente puede hallar placer en el hacer, en este caso a través del dibujo.
Para finalizar, retomamos un aporte que Soledad nos ofreció, a partir de las palabras de Miller, para continuar pensando la relación entre el tipo clínico y la singularidad. Miller afirma que la transferencia tiene un poder disolvente sobre la clínica, ya que, al atravesar el umbral de un análisis, hay que dejar la clínica atrás -clínica binaria en términos estructuralistas-. Así, la clínica del sinthome viene a dar lugar a la dimensión de la contingencia, al consentimiento y al acto.