Seminario del Campo Freudiano - Sección La Plata de la EOL

Seminario de Lectura de Jacques Lacan- Clase 11

Clase 11 – 13 de septiembre de 2023

Reseña por Juan Ignacio Sisti

“Lo simpático en el histérico es necesitar el deseo del Otro; el histérico se marchita como una flor sin agua si no está el deseo del Otro que lo despierte, que le de color”[1]
J.-A. Miller (1998)

En el encuentro del miércoles 13 abordamos los capítulos XX “El sueño de la bella carnicera” y el XXI “Los sueños de agua mansa”, del apartado “La dialéctica del deseo y de la demanda en la clínica y en la cura de las neurosis”, del Seminario 5 de Jacques Lacan; la clase estuvo a cargo de Stella López con la colaboración de German Sékula.

Los temas abordados en esta clase fueron principalmente el clivaje entre el deseo y la demanda, la irreductibilidad del primero al segundo, cómo el sujeto histérico no deja que su deseo se reduzca a una demanda y cómo lleva su pregunta sobre el deseo del Otro, incluso imaginarizándolo. Esto en relación a que el deseo siempre esta obligado a pasar por la mediación del Otro, asunto que se viene trabajando desde las clases anteriores.

La clase comenzó con Stella señalando que no es aleatorio que Lacan trabaje en este momento el sueño de la bella carnicera ya que este fue un momento en el cual el psicoanálisis posfreudiano mantenía una posición de mucho desdén hacia los sueños. En este capítulo Lacan retomará la sutileza de este sueño para ilustrar cuándo y cómo el deseo del sujeto alienado a la demanda puede y debe reintroducirse. Nos dirá que allí Freud habla del deseo por primera vez. Este sueño se ubica en el capítulo “La transposición del sueño”, en la cual Freud se pregunta si los sueños de contenidos penosos pueden ser interpretados como realizaciones de deseo, anticipando que ello es posible gracias a la deformación onírica. En lo referente, se aclaró que Lacan irá al texto del sueño desplegándolo y retomando cosas a la letra de Freud.

Stella comentó que debemos ubicarnos en el paradigma del deseo, que es el deseo insatisfecho, para este momento de la enseñanza de Lacan. Explicó que el sujeto histérico necesita del deseo del Otro, lo que implicará que haga cualquier cosa para despertar ese deseo, intentando metaforizar el deseo desconocido de lo que sería el Otro, y demostrando así que no está muerto. Entonces tomamos ese efecto de necesitar el deseo del Otro para sostenerse, y esta relación en el análisis.

Dicho lo anterior, Germán retomó el sueño de la bella carnicera, aclarando que en esta oportunidad Lacan no nos está hablando del síntoma, de lo que padece la mujer, sino que está hablando de un sueño que es muy sutil. Yendo al texto del sueño, en la página 368, Germán nos propuso analizar los elementos del sueño a partir de lo señalado por Lacan en Freud sobre el marido de la paciente y su intención de adelgazar, la solicitud del pintor y lo que su marido manifiesta sobre la rebanada de trasero de una bella muchacha y, por último, la petición de ella a que no le de caviar. En el texto, Freud destaca que ella está obligada a crearse en su vida un deseo insatisfecho, ya que su sueño nos muestra este deseo como no colmado, pero se pregunta por qué necesita semejante deseo. Se remarcaron otros elementos: los celos de la paciente sobre su amiga porque su marido siempre habla bien de ella, que ella es flaca y a su marido le gustan las formas redondas, el deseo de engordar de la amiga a partir de su comentario, el salmón ahumado como el plato predilecto de la amiga y su mismo comportamiento en la relación de la paciente con el caviar. Articulando estos elementos, Freud explica que el sueño cumple el deseo de no hacer más bella a su amiga al no poder dar una comida: “Es exactamente como si la paciente en su sueño le hubiese respondido “¡Si, vamos! Voy a invitarte para que comas mucho, engordes, y le gustes más todavía a mi marido. ¡Preferiría no dar ninguna comida más a en mi vida!”.

Luego de lo expuesto por Germán, Stella continuó la clase distinguiendo los elementos caviar y salmón, como dos deseos insatisfechos, propio de la histeria, situándolos como elementos del preconsciente, no inconsciente. Explicó que estamos trabajando lo que hace el sueño en tanto metáfora, donde un significante, el caviar, desaparece desplazado por el salmón. Son dos significantes, uno desplaza al otro y ambos en el significado remiten al deseo insatisfecho. En este punto Stella comentó que estas cuestiones se pueden establecer solo en la operatoria del análisis, de allí la importancia de lo que se trae antes, es decir, lo que metaforiza el sueño, para no caer en una psicopatología propia de la clínica psiquiátrica de leer la cuestión histérica desde la imitación. Se continuó explicando que, si bien pareciera tratarse de una identificación en términos yoicos, no debemos quedarnos solo con eso ya que el yo se sostiene mientras haya Otro. En este caso es el marido quien está ubicado como el Otro.

Pero, ¿de dónde viene ese significante que capta el sueño, que es rebanada de salmón? En este sentido Stella remarcó que lo que el sueño metaforiza es el significante “rebanada”, extraído del encuentro del marido con el pintor, donde se evidencia algo del deseo del Otro, y el significante “salmón”, en relación a la falta de la amiga. Así, se acentuó lo esencial de la función del falo como aquel significante que marca lo que el Otro desea, en cuanto el mismo Otro está marcado por el significante. Esa es la función esencial del falo. Para finalizar con el comentario de este capítulo se destacó que el interés de este sueño resulta en que solo puede aparecer si hay operatoria del analista y solo es posible la misma si se capta ese significante del deseo del Otro.

Se continuó con el capítulo XXI “Los sueños de agua mansa” donde se resaltó que no se trata de la presentación pantomímica de la bella carnicera, sino la de una paciente más a la defensiva, una “mosquita muerta”. Se comentó que en este capítulo es importante el juego significante que se va dando en los dos sueños de agua mansa, y que como en el capítulo anterior, el interés de Lacan sigue siendo mostrar el lugar que se le debe dar al deseo, en el medio de todo el lío de objetos parciales del posfreudismo.

Christian destacó que la discusión que va teniendo Lacan con la época es fundamental, ya que hay momentos en los que él va diciendo que el análisis que van haciendo los autores de la época con los objetos son fantasmas, dando a entender que todas estas teorizaciones no se entienden. El decir que el falo es un significante, cambia completamente tanto la lectura del asunto como la dirección de la cura, ya que trae aparejada una lógica distinta, que es la de la castración.

Del mismo modo, Stella distinguió el esfuerzo de Lacan por mostrar y demostrar, en un texto perdido de Freud, lo que es la cadena, la metonimia, la falta, el deseo del Otro, y el significante del falo, y destacó como la operatoria es en transferencia. Esto tiene valor sobre todo para no hacer una psicopatología de la clínica, una lectura exterior, solo se puede evidenciar por las intervenciones de Freud en transferencia.

A modo de conclusión y finalización de la clase se retomó y explicó que la operatoria del analista no es tratar de llenar de sentido, sino poder captar un significante, empezar a recortarlo para vaciarlo y fundamentalmente, no acoplarle sentido. En este sentido, siguiendo con lo trabajado en la clase, se destacó que la verdadera operatoria del analista es lo que hace con el sueño y este significante del deseo que se capta en él. Marcar ese significante del deseo, que ahí hay algo. Esto sin olvidar la irreductibilidad del deseo y la condición estructurante que Lacan le da al deseo, aunque después lo vaya cambiando; si bien en el seminario se extrema la lógica significante lo que aparece como irreductible al significante mismo es el deseo, ya que, en definitiva, no todo es reductible al lenguaje.


NOTAS

  1. Miller J.-A. (1998). Lectura del seminario 5 de Jacques Lacan, Barcelona: Paidós, p. 113.