Clase 11 – 6 de septiembre de 2023
Reseña por Carina Nuñez
En esta clase, Sebastián Llaneza, propuso leer a la letra el escrito de Lacan titulado, “De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis”.[1] Este escrito, fechado en el año 1958, es contemporáneo con el Seminario 5 dedicado a Las formaciones del inconsciente. Lacan escribe este texto durante la última semana de 1957 y la primera de 1958.
El primer capítulo “Hacia Freud” está dedicado a la teoría lacaniana de la percepción y eso incluye, la teoría lacaniana de la alucinación. Lacan está pensando que si queremos aplicar el psicoanálisis a la psicosis antes de hacerlo tenemos que plantearnos una pregunta, lo cual implicaría retomar a Freud (1905). En “Sobre psicoterapia”[2], Freud enfatiza que el psicoanálisis no puede ser aplicado a la psicosis, pero deja abierta la posibilidad de una investigación futura siempre y cuando se re piense el lazo transferencial. Es decir que la cuestión preliminar hace referencia explícita a la transferencia.
Siguiendo a la letra el primer párrafo del texto,” Medio siglo de freudismo aplicado […]”, refiere a todo lo que hicieron los psicoanalistas que trabajaron en vida de Freud con la psicosis. “[…] deja su problema todavía por pensarse de nuevo”, si no hubo avances en el tratamiento psicoanalítico aplicado a la psicosis se debe a un fondo teórico que va a llamar “la larga cocción metafísica”. La larga cocción metafísica implica la filosofía aristotélica, la filosofía platónica, la filosofía de los estoicos, la filosofía helenística, hasta la filosofía moderna tanto empirista como racionalista. Lacan responsabiliza a la larga cocción metafísica del modo en que la psiquiatría clásica concibió la alucinación.
Destaca en este escrito en lo que respecta a la teoría de la alucinación a Jules Séglas, porque es el único que concibe a la alucinación como un fenómeno de lenguaje. Así, Lacan, va a enfatizar que la alucinación hay que pensarla a través de la estructura de lenguaje. No es lo mismo pensar que el lenguaje sirve para comunicar y que la percepción sirve para conocer, que entender que esas dos entidades, lenguaje y percepción, sirven para el goce.
Por otro lado, siguiendo a Freud, nadie nace con una realidad, la realidad no es un dato de partida para el sujeto, sino que depende de una constitución, de una estructuración, y una vez adquirida, también se puede perder, por eso habla de la pérdida de realidad en neurosis y psicosis, pero cuando hace referencia a la pérdida de realidad en la psicosis no tiene duda de que la alucinación es una función restitutiva. En este sentido, Lacan va a estar mucho más cerca de Freud que de Marleau-Ponty, de Sartre y de la larga cocción metafísica.
En relación al tercer y cuarto párrafo del texto, Lacan empieza a sustituir los términos, en vez de hablar de afecto empieza a hablar de efectos subjetivos. Tenemos el sujeto del conocimiento y el sujeto del afecto que lo compensa, Lacan dice que si no se preguntan si son dos sujetos diferentes o si se trata de un sujeto dividido, esto no sirve para nada.
En el apartado 2, Lacan dirá que toda la educación que hemos recibido, nos evita hacer la pregunta que el psiquiatra se tiene que hacer con el psicótico. Si el psicótico dice que escucha y ve algo que el resto no oye ni ve, la psiquiatría totalmente tomada por la banca de la escuela empuja a que ese sujeto de cuenta de porqué está percibiendo una voz o una imagen que el resto no escucha ni ve.
Siguiendo el texto, Lacan empieza a tomar términos que vienen de la escolástica, percipiens, perceptum, sensorium. Son términos derivados de percibir. Perceptum significa percibido y percipiens, sería el sujeto que percibe. Si el sujeto pensado como unidad es el responsable de la forma que tiene el dato a percibir, es agente de lo que percibe, es la causa de lo que percibe y en todo caso el objeto que recorta en su percepción es un efecto de como él percibe. Tenemos a la causa del lado del percipiens y al efecto del lado del perceptum.
Ahora bien, Lacan lo invierte, esa es la primera revolución del texto, no es que lo percibido está determinado por quien percibe, es todo lo contrario, es la percepción la que crea el sujeto. Lo percibido, el perceptum, es lo que crea el sujeto, es decir que un sujeto es en función de lo que se le presenta como percibido. Porque está en el lugar de agente, el sujeto es efecto de lo percibido y si lo percibido está estructurado como un leguaje, es lo mismo que decir que el sujeto es un efecto del lenguaje. Lo que percibe es lenguaje y eso lo determina. La primera característica a destacar es que el sujeto es móvil porque él va a presentarse de una determinada manera en función de lo percibido, cuando cambia lo percibido cambia el sujeto, hay una movilidad, el sujeto está determinado por lo percibido.
Séglas, escuchando a pacientes psicóticos que referían escuchar voces, observaba movimientos fonatorios que daban cuenta de que eso que escuchaban, al mismo tiempo, lo hablaban, solo que el sujeto no podía implicarse en eso que hablaba en él. Es decir que repetía lo que alucinaba. Entonces, Séglas postula que la alucinación más que auditiva es verbal. Lacan, para dar cuenta de que la alucinación no es auditiva sino verbal, que se puede oír una voz, pero no por la audición, toma como ejemplo a los sordomudos, entonces dirá que éstos no tienen la posibilidad de oír, pero sí de escuchar, se puede escuchar sin el oído, es la propuesta de Lacan, diferenciar oír de escuchar.
En “De una cuestión preliminar…”, Lacan sigue la referencia de la lingüística estructural, pero también toma herramientas de Jakobson, categorías que no estaban en el Seminario 3. Entre estas, el shifter, que es lo que hace que se pueda identificar en una frase al referente; también es todo lo que hace a la contextualización de una frase que permite codificarla. Con esta herramienta Lacan va a ir a una presentación de enfermos que se llevó a cabo en el año 1955, en el hospital Sainte-Anne, y conocemos como el “caso Marrana”.
Paula Vallejo señaló que Lacan considera a la alucinación como un retorno en lo real de algo que fue forcluido en lo simbólico. Entonces, si es un retorno de algo forcluido, va a buscar donde está lo forcluido y por eso le pregunta qué fue lo que pensó antes de escuchar “marrana” y ahí aparece eso que ella venía pensando “vengo del fiambrero, yo, la cerda, cortada en pedacitos…”. El sujeto rechaza eso que habla de su ser y retorna en lo real.
Sebastián remarcó que la alucinación es la que localiza al sujeto, que “marrana” ubica al sujeto. Es esa palabra, la injuria, la que la saca de la oscilación. No hay que pensar la alucinación como algo patológico sino como lo que, cuando cumple con su función, determina al sujeto localizándolo. No siempre una alucinación localiza al sujeto.
Finalizando la clase, Llaneza remitió a la suplencia, subrayando que no siempre funciona como estabilización. Así, un paciente psicótico se descompensa cuando efectivamente se produce en su vida el encuentro con un agujero, eso puede venir del encuentro con un padre en lo real, de un tercero que cuestione la pareja imaginaria o efectivamente de la irrupción de un goce que no pueda nombrar. Una vez que tenemos el agujero, tenemos lo que viene al lugar del agujero, un S1, que puede tener una función restitutiva o no. Todo lo que viene al lugar de un agujero es una suplencia, pero no todo lo que es una suplencia es una estabilización.
NOTAS
- Lacan, J. (2018). De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis. En Escritos 2 (2da ed., pp. 509-557). Siglo XXI. (Obra original publicada en 1958).
- Freud, S. (2017). Sobre psicoterapia. En Obras completas (Tomo VII, pp. 257-268). Amorrortu. (Obra original publicada en 1905).