Clase 9 – 21 de agosto de 2024
Reseña por Laura Pascuccio
En esta clase, dictada por Paula Vallejo, se nos propone avanzar en el desarrollo del problema de Lacan -la relación entre significante y goce para el psicoanálisis – tomándolo a nivel del fantasma. Para ello, se plantea recorrer las operaciones de causación del sujeto, el fantasma como solución, la reformulación del cogito cartesiano y la lógica de la cura que de ello deriva.
Paula retoma sus desarrollos de la primera clase de este año respecto de la noción de sujeto que Lacan atrapa en el pensamiento de Descartes. Y nos anticipa que Lacan va a proponer ubicar el ser del lado del objeto, no del lado del yo. Para dar cuenta de ello inicia su recorrido teórico pasando por la lectura de Lacan en el Seminario 10, el Seminario 11, el escrito Posición del Inconsciente y los desarrollos de JA Miller, particularmente en el curso Los cuatro de Lacan, dictado en el año ´85, que acompaña lo trabajado por Lacan en el Seminario de La Lógica del Fantasma.
Parte de la revisión de las operaciones de causación del sujeto, alienación y separación, a través de las cuales Lacan llega a la reformulación del cogito.
Paula nos explicita que cuando hablamos de operación de causación del sujeto aludimos al momento en que se produce el enganche del sujeto al lenguaje y por lo tanto, a la pérdida de algo. El precio que paga el sujeto para entrar al lenguaje.
En la alienación, el sujeto queda subsumido en el Otro en tanto significante, el Otro le provee de un S1 que lo representa, lo toma del Otro y queda alienado. Y en la separación, el sujeto se separa de la cadena significante, porque el objeto a no es significante, es la parte que no está representada en la cadena significante. En esta segunda operación se produce una superposición de dos faltas; la falta del sujeto producida en la operación de alienación (división constitutiva por el significante), se superpone a la falta del Otro, donde el sujeto encuentra la equivalencia de lo que él es como sujeto, en el inconsciente. Entonces, lo que él es como sujeto en el inconsciente es ubicado por medio de su figuración en el objeto (a), que viene a suturar la falta en el Otro.
Esta es la posición “normal” en la neurosis: todo neurótico sutura la falta que se abre en el deseo del Otro ubicándose como objeto de ese deseo. Esta posición es inconsciente, y el sujeto sólo llega a ubicar qué objeto es para el deseo del Otro a través de un análisis.
Estas dos operaciones que son fundantes de la estructura también las volvemos a encontrar a lo largo de la cura en relación a la transferencia, por ejemplo cuando en el análisis mismo se apunta con la interpretación a producir la separación.
El esquema de alienación-separación nos representa los dos valores del $: como vacío y como resto, resto de vida, resto de goce. El objeto a es con lo que Lacan intenta introducir vida en el esquema. Porque el sujeto del significante es un sujeto muerto, que no necesariamente implica un cuerpo. Y en nuestra práctica operamos con cuerpos hablantes.
Paula remarca con énfasis que nos estamos preguntando por el problema de Lacan, que es la articulación del significante con lo que no es significante. Comenta que la única forma de atrapar el cuerpo por el significante es por los objetos, no es que el cuerpo está todo entero. Es un cuerpo que está cortado por los significantes, por eso habla de los objetos separables.
Este esquema de alienación – separación es lo que va a llevar a Lacan a la lógica de la cura que expone como la lógica del fantasma. Estas dos operaciones son el antecedente, el paso anterior.
La docente se detiene en el texto de JA Miller Donc, en el cual se lee que el fantasma es la asociación más exquisita entre el significante y el resto de goce. Destaca la manera en que Miller insiste con esto también en El partenaire sintoma, al decir: “El Fantasma es la más bella solución a la articulación entre significante y goce”.
El fantasma es planteado como una solución necesaria. Para llegar a la solución del síntoma tenemos que pasar por la solución del fantasma.
¿Que implica pasar por la solución del fantasma?
Paula destaca que si bien el fantasma permite defender y a la vez mantiene el deseo, es lo que permite dar la razón de porqué uno desea; pero lo hace al precio de eclipsar la pulsión. Es como si dijéramos: el sujeto desea al precio de no saber dónde goza. Por eso Lacan va a plantear el atravesamiento del fantasma, que es un atravesamiento de esa pantalla de desconocimiento y eso implica una deflación del deseo y una nueva alianza con la pulsión.
Lacan reformula el cogito cartesiano, a la altura del Seminario 14 apuntando a hacerle lugar al inconsciente, que no lo tiene en el cogito original. Esto nos va a permitir pensar la práctica, dar cuenta de los movimientos que se hacen en la lógica de una cura.
Lacan va a comenzar por negar el cogito cartesiano y va a decir que se trata de un sujeto que ni piensa, ni es. Con esta nueva unión de los dos términos: “Yo no pienso” y “Yo no soy”, va a fundar su lógica del fantasma.
Si creemos en el sujeto cartesiano, en tanto que es, que se afirma como punto de certeza, vamos hacia el “Yo soy”, o sea, hacia el ser del yo, y por consecuencia ubicamos aquí las prácticas que se orientan por el yo; es decir que a partir de Descartes la elección forzada del sujeto -y de la civilización en la que estamos-, es hacia el “Yo soy”. Podemos situar aquí al sujeto al inicio del recorrido analítico, cuando todavía no entró, cuando se dirige a un análisis.
Lacan va a decir que el único “Yo soy” a nuestro alcance, es el “Yo no Pienso”. Por eso lo reescribe para mostrar que cuando vamos hacia el “Yo Soy”, en realidad se trata del “Yo no pienso”, que en realidad es la posición inicial de un sujeto, no pensar, no querer saber tampoco. Entonces lo que propone es una nueva forma de plantear la alienación, diferente a la que trabaja en el Seminario 11, en la que el sujeto se confronta ante una elección forzada hacia el ser y no hacia el sentido (el pensamiento en este caso). Ahora decimos: “Yo soy, allí donde no pienso”, “yo pienso allí donde no soy”. Se muestra precisamente la pérdida, lo que se pierde de un lado y del otro.
De movida, todos vamos hacia el soy, la elección natural del sujeto es la de aferrarse al ser; el psicoanálisis, por el contrario, fuerza la elección hacia el pensamiento, y ello lo lleva a un “Yo soy”, distinto del “Yo soy” inicial.
Miller va a decir que todo el seminario de La Lógica del Fantasma comenta este pasaje de un término al otro; de un sujeto que primero es “Yo soy”, al precio de rechazar el pensamiento del inconsciente, o sea que busca una identidad yoica, a un sujeto que admite el inconsciente, al precio de no encontrarse en el Yo.
Paula nos acerca a la pregunta de Miller: ¿Cómo se pasa en un análisis de una posición del ser Yo, a la posición del pensamiento inconsciente en la cura? La respuesta es: por medio de la operación transferencia. Porque no se elige pensar para no ser, sino es por amor Y ¿qué es lo que pretende el postulado analítico? Que el inconsciente se puede invocar a partir del “Yo no pienso”, para obtener el “Yo soy”. Esa es la maniobra que tenemos que intentar producir, hacer surgir el inconsciente en un sujeto que viene con un rechazo al pensamiento. Por eso es tan necesario el deseo del analista. Ese esfuerzo, ese forzamiento que se propone al sujeto, se tiene que sostener de una posición libidinal.
Paula refiere que Miller formaliza lo antes dicho utilizando el esquema del grupo de Klein para pensar en el itinerario de una cura.
El problema -dice Paula- es que hay que resolver cómo se obtiene el soy, que no es el soy del inicio de un análisis. Tenemos en el esquema un sujeto en la entrada en análisis, que consiente al inconsciente, trabaja en su análisis, etc. pero si nos quedamos ahí no hay salida, es adonde llegó Freud.
Paula comparte con claridad y entusiasmo sus preguntas:
¿Cómo se sale del inconsciente?, ¿cómo uno se desembaraza del laberinto de su propio inconsciente? Porque si nos quedamos acá es el análisis interminable, por eso hay un cuarto movimiento que conduce al dispositivo del pase.
Miller va a tratar de formalizar la salida abordando el final del análisis como una combinación nueva entre ser y pensamiento. Arriba a la idea de un ser del sujeto que no es pensamiento, sino que concierne al modo de goce.